24-04-2024 10:38:13 PM

Chef en Salud

Por Alejandro Mondragón

Lo que denuncia el personal de Secretaría de Salud sobre la titular, Arely Sánchez Negrete, es para ocupar al gobernador Antonio Gali Fayad.

“Ni en los peores días con la llegada de Aguilar Chedraui que calificaba a todos de rateros del marinismo, se nos ha tratado así”, se quejan en una carta enviada a este espacio con firmas.

A más de un mes de ocupar el cargo, Sánchez Negrete ignora a todo el personal, mete amigos sin experiencia y lo peor: es arrogante, soberbia y prepotente.

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En nadie confía su equipo, pero los recién llegados no tienen la mínima idea de surtir de medicinas a hospitales, por ejemplo.

Ahí está el caso de Jorge Omar Muñoz Lugo, quien llegó a la Dirección de Operación de Obra, Bienes y Servicios Generales. Lo primero que hizo fue despedir a 5 trabajadores, sin notificar el motivo de su baja.

Eso sí, la secretaria Arely ya contrató a su chef particular para preparar las viandas de su séquito de féminas que contrató con dinero público.

La dirección General de Salud opera como restaurante de las 14 a las 16 horas. Al Chef le acondicionaron una bodega de la subsecretaría de Planeación, Evaluación y Desarrollo. Ahí se preparan antojitos. Todo huele a chalupas.

Ni el “sangrón” y “bordado a mano” de Aguilar Chedraui trajo a su Chef.

Ese Omar Muñoz Lugo salió muy gandalla. Decidió que algunas áreas tienen exceso de personal y a su consideración empezó a quitar empleados que tenían más de 15 años adscritos en las áreas de Planeación y Programación, subdirección de Atención a la Salud, Contabilidad, Jurídico y coordinación de Jurisdicciones, quienes fueron asignados por órdenes de él a SUMA.

Ninguno está preparado para ser paramédico. Que no mame. No cualquier persona está capacitada para atender una emergencia.

Otra de las anomalías es haber determinado que no se pagarán más viáticos al personal de la Secretaría de Salud, porque -según Muñoz Lugo- no es obligación del gobierno cubrir los gastos del personal que sale a trabajar al interior del estado, pero el señor y sus amigos sí tienen el derecho de usar los vehículos oficiales con gasolina que paga la dependencia para uso personal.

Muestra de ello es que Jorge Omar Muñoz Lugo cuenta con una Grand Cherokee, la cual usa para trasladarse todos los días hasta su casa, ubicada en el centro de la ciudad de Tlaxcala y se la lleva los fines de semana para su uso particular, mientas que el personal que trabaja en área de vectores, epidemiologia, regulación sanitaria, jurisdicción sanitaria y oficialía de partes, no cuenta con un vehículo para desplazarse a las diferentes comisiones dentro de la ciudad y al interior del estado.

En Salud, por órdenes de Arely, todo personal que utilice alguna unidad para trasladarse a supervisar hospitales o unidades médicas en el interior, pagará su gasolina y casetas. Excepto, claro, el tlaxcalteca.

El director de Atención a la Salud, Antonio Martínez (protegido de la Secretaria Arely), decidió cambiar a varios Directores de los Hospitales más importantes para la Secretaría como son: El Hospital para el Niño Poblano, Traumatología y Ortopedia, Dr. Eduardo Vázquez Navarro (mejor conocido como Hospital del Sur), Teziutlán, Hospital de la Mujer Puebla, entre otros, y han colocado a gente sin experiencia en la administración de un nosocomio.

Se vive un caos, parte por la mala infraestructura, pero faltan medicamentos, material de curación, quirúrgico, no hay diésel para las bombas de oxigeno.

Y no es que la Secretaría de Salud no tenga dinero para solventar estos gastos, por supuesto que sí hay recursos, porque esto se ve con anticipación en el presupuesto 2017 que asigna tanto la Secretaría de Salud Federal y el propio Estado.

El problema es que Sánchez Negrete sólo está preocupada porque sus molotes se los prepare su Chef, mientras su séquito de personal se reparte el parque vehicular, los vales de gasolina y los viáticos. El nepotismo y compadrazgo enferman a la dependencia.

Arely Sánchez ya perdió piso. El pasado 17 de febrero celebró su cumpleaños. Se organizó un desayuno en Casa Reyna, donde estuvo acompañada de su corte de aduladores. El problema es que el costo de la fiesta de 9 mil pesos fue pagado por la dependencia.

Se obligó al personal a firmar papeles para justificar que ese gasto formó parte de una reunión de trabajo.

Los trabajadores han acudido a medios electrónicos para exponer estas anomalías, pero nada más usan su información para proteger a la funcionaria.

Es neta.

okmondras

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