Por Shanik David
El recorte en los salarios, prestaciones y beneficios en general que recibe la alta burocracia federal hubieran generado un ahorro de cerca de 300 mil millones de pesos en el gasto corriente del gobierno, con lo cual se pudo haber evitado el aumento en el precio de los combustibles y la crisis que esta medida conllevará, afirmó Miguel Reyes Hernández, coordinador del Observatorio del Salario Digno de la Universidad Iberoamericana.
A manera de respuesta a la pregunta lanzada por el presidente Enrique Peña Nieto en su mensaje del pasado jueves, cuando cuestionó al pueblo mexicano “qué hubiera hecho” frente a la situación económica del país, el economista refirió que la decisión de subir el precio de las gasolinas fue irresponsable e injustificada.
Si bien la justificación que ha dado el gobierno federal ante esta decisión es que por el alza en el precio de la gasolina a nivel mundial se generó un hoyo financiero en el país -pues se importa la mitad del combustible que se consume-, este argumento no es correcto.
El académico puso como ejemplo la situación de una familia que tiene sus ingresos y gastos mensuales delimitados, y en caso de que se pierda alguna fuente de ingreso se tienen diferentes opciones de cómo hacer frente a esto, desde reducir los gastos no necesarios hasta buscar otras fuentes de ingreso para cubrir ese faltante.
Algo similar se debió analizar a nivel federal, con el recorte del gasto innecesario, como las prestaciones y prebendas de la burocracia, pero en cambio se redujo el gasto necesario como son los programas sociales y se tomaron decisiones que afectan a los ciudadanos como el aumento de la gasolina.
Señaló que detrás de la decisión de subir el precio de la gasolina hay dos factores fundamentales: aumentar la recaudación por concepto del Impuesto Especial a Producción y Servicios (IEPS) y generar mayor rentabilidad para los inversionistas del sector de energéticos.
Recordó que a partir de octubre se liberarán las gasolinas en el país de manera que sean grupos privados los que la manejen, por lo que, previo a esto, se determino subir el precio para que los inversionistas puedan ganar más con la venta de los combustibles; además, para hacer frente al hoyo financiero se busca multiplicar el ingreso por el IEPS de 30 mil millones de pesos a 300 mil millones.
De este modo, si bien el litro de gasolina se vende en la actualidad a 16 pesos, de este monto 8.2 pesos se destinan para la importación del combustible -siendo este el precio promedio que se tiene a nivel mundial-; de lo que resta, 4.2 pesos por litro ingresan a la federación por concepto del IEPS y los 3.6 pesos restantes serían la ganancia de los inversionistas, lo que implicaría que bajo este esquema los empresarios tendrían una ganancia del 30 por ciento del costo del combustible.
Se perderá poder adquisitivo
El impacto que tendrá este incremento en la gasolina se verá reflejado en una perdida del poder adquisitivo de manera generalizada, pues el combustible es un insumo necesario para las diferentes etapas del proceso de producción, comentó Reyes Hernández.
Aunque a finales del año pasado se aprobó un aumento de 7 pesos al salario mínimo además de que se estableció un incremento para las negociaciones salariales a nivel nacional del 3.9 por ciento -similar a la inflación que se tenía prevista para este año-, con el incremento de cuatro pesos en el combustible estos incrementos perderán su valor.
El economista detalló que por el efecto multiplicador que tiene el precio de la gasolina, se prevé que la inflación aumente entre uno y cuatro puntos porcentuales -para llegar incluso al 7.9 por ciento durante el año-, con lo cual se esfumarían los aumentos salariales que se obtuvieron el año pasado, lo que derivará en la pérdida de poder adquisitivo y el debilitamiento del mercado interno.
