Por Alejandro Mondragón
Catorce kilómetros fue la distancia que dividió las dos Puebla que vivimos ayer.
La de los ciudadanos cansados de tantos asesinatos de mujeres con el grito de #NiUnaMenos y la que el gobernador Rafael Moreno Valle presume al famélico presidente Enrique Peña Nieto.
En un extremo, en la Fiscalía del Estado se escucharon reclamos para la alerta de género; en el otro -en el Viaducto Elevado- se cortó el listón de una magna obra que exhibe lo peor del sexenio de ambos personajes: vialidad cara para el moche con contratistas favoritos.
El Viaducto costó 10 mil 500 millones de pesos, con el subsidio del 50 por ciento para las contratistas, amigos de Peña Nieto (OHL) y cuates de Moreno Valle (Pinfra). Cada kilómetro se facturó en 789 millones de pesos. Recorrerlo implicará una erogación al automovilista de 55 pesos.
Así, la distancia del Viaducto Elevado (13.5 kilómetros) que recorrió el presidente Peña y comitiva si cambia de dirección para dirigirse por otros 14 kilómetros hacia la Fiscalía, habría escuchado los reclamos de las poblanas que ya no quieren ser asesinadas. Todo un éxito social la manifestación de ayer, porque ellas lanzaron así un ya basta.
En el Viaducto Elevado estuvieron los beneficiarios del sexenio: empresarios, dueños de medios de comunicación y periodistas que nunca se cansaron de tomarse selfies en la magna obra, mientras en las calles de la capital dolor, rabia e impotencia contra un gobierno omiso.
Dos realidades: la de ellos y la de nosotros.
Seguirán matando poblanas, pero eso sí, se tiene un Viaducto Elevado, emblema del amasiato entre Peña Nieto y Moreno Valle.
