Por Alejandro Mondragón
Faltaban unas horas para la elección interna del PAN en Sonora.
Hasta el Campo 16, localidad del Valle Yaqui, perteneciente a Cajeme (Ciudad Obregón) llegó el diputado federal, Eukid Castañón Herrera, operador del góber de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Iba acompañado del operador local del mandatario en la región, el ex legislador Max Othón Zayas, quien se hizo famoso por aparecer sentado en un camastro con una dama culta, en el escandaloso video de la fiesta de Villarreal en una plena panista en Puerto Vallarta.
Reunían a los responsables de la acción electoral para la estrategia de tierra a favor del candidato Adrián Espinoza, quien salió a la postre derrotado 2 a 1 por el candidato de Ricardo Anaya.
De pronto, llegó el cacique del pueblo, en compañía de unos guarros. Sin más, se acercó a la mesa donde estaba Eukid y soltó:
“Señores, nada tienen que hacer aquí. En este lugar empezamos a disparar a partir de las 7 de noche”.
El diputado panista se puso al brinco (vendré con el Ejército), pero le recordaron: “Después de las 7 de la noche en este lugar se mata. Así que ya sabe”.
Ya no volvió. En esa región, el candidato Anaya ganó por paliza al de Moreno Valle.
En Campeche y el Estado de México, los panistas de Anaya usaron a placer los padrones, desactivaron su operación monetaria y le propinaron sendas derrotas al morenovallismo.
El mensaje de Anaya hacia Moreno Valle es claro:
Ni con el todo el dinero y el uso de espionaje vas a pasar.
El gobernador poblano, adorador de las encuestas, no quiere sondeos para definir candidato, tampoco que el CEN designe, como sí lo ha hecho en Puebla; quiere elección directa, lo que siempre negó a los opositores a sus abanderados en el PAN poblano.
Por eso, las internas para elegir dirigentes panistas en Sonora, Campeche y Estado de México han demostrado que eso de que el morenovallismo tiene el control del padrón de militante es un mito más.
También es un cuento de hadas del Tripack eso de que el peñismo lo ayudaría llevando a millones a las urnas si va a elección abierta a la sociedad.
Moreno Valle tiene en Anaya a su némesis. Su monstruo político que amamantó y luego la bestia lo devoró.
Anaya no quiere saber de Moreno Valle y camada.
Al rojo vivo anda la lucha por el poder en el PAN con miras a la candidatura del 2018.
En los equipos de Anaya y Margarita hacen números sobre los riesgos de negociar con él la plaza de Puebla para que imponga a Martha Érika Alonso como su candidata a la gubernatura en 2018.
Los dos equipos han llegado a la conclusión que el góber de Puebla operará para lo que Peña Nieto quiera. Es su caballo negro en el juego del ajedrez.
Los números no le alcanzan. No hay forma de remontar, lo único que hace el mandatario es estirar la liga para que le alcance la primera posición pluri al Senado y que Puebla sea su reducto con su esposa en la gubernatura, posición que jamás pelearían ni Margarita ni Anaya.
Si cualquier es candidato/a sabe perfectamente que si se tiene que ceder la plaza de Puebla para la candidata de Moreno Valle al gobierno, entonces él tendrá que aceptar su propuesta para la alcaldía que no es otro más que Eduardo Rivera Pérez, sí, repetiría en 2018.
Así se llevan los azules.
