Por Shanik David
El grado de abstencionismo, la movilización de estructuras y la mala operación del Organismo Público Local Electoral son factores que afectaron el desarrollo de la jornada electoral, coincidieron académicos de la Universidad Iberoamericana campus Puebla al referir que durante el proceso electoral no se vivió una normalidad democrática.
Al respecto Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales, explicó que el abstencionismo tan alto que se registró no responde solamente a la guerra sucia que se registró a lo largo de la contienda electoral, sino que los ciudadanos no comprendían “para qué va a servir una gubernatura de 22 meses”.
Este factor, sumado a que en todo el país se ha dado un fenómeno en el cual los ciudadanos manifiestan su rechazo a la clase política al no votar, derivó en que muchos se quedaran en sus casas y se registrara el abstencionismo del 55 por ciento.
“En este caso los que hablaron en las urnas fueron ciudadanos movidos por las estructuras de los partidos políticos y no por convicción, por lo que no podemos hablar de una elección democrática”, puntualizó el politólogo.
Además, refirió que en general en todo el país existen niveles de violaciones a los derechos humanos graves los cuales llevan a que no haya un verdadero estado de derecho y que haya entidades, como Puebla que presentan un bajo índice democrático; como ejemplo de esto refirió que a nivel nacional se estima que se registran dos intentos de linchamiento a la semana, y que Puebla es uno de los estados que más aporta a esta estadística.
Por su parte, Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública, refirió de manera puntual que el Organismo Público Local Electoral (Ople) actuó mal en la pasada contienda, pues en vez de ser un árbitro imparcial, tuvo inclinaciones a favor de determinados candidatos además de que fue objeto de las controversias que se dieron a lo largo de la campaña en vez de mantenerse al margen de las mismas.
“No jugó con neutralidad no generó confianza ni respeto a los actores políticos, además que hubo una serie de errores técnicos como las fallas en el sistema” describió el académico.
Añadió que lo único que “salvó” a los consejeros electorales de que no se enrareciera más el ambiente y hubiera más señalamientos en su contra fue la diferencia de 12 puntos entre los punteros, pues por la falta de autoridad que representa el Ople una diferencia menor hubiera generado más conflictos.
“Efectivamente no estamos viviendo una democracia plena, ya hemos resuelto la parte de la emisión del voto pues los conflictos ya no están en boca de urna, sino que los conflictos se dan durante el proceso electoral o incluso el día de la jornada con la compra y acarreo de votos”, añadió Calderón Chelius.
Por esta razón, y ante las deficiencias del OPLE poblano, el académico hizo votos para que el Instituto Nacional Electoral revise estas situaciones en la evaluación que se hará de los consejeros electorales en los próximos meses para hacer los ajustes que sean necesarios.