24-11-2024 08:55:55 PM

“Gobernador no pone gobernador”: Moreno Valle

Por: Valentín Varillas

Cierre de campaña apoteótico.

Estadio Cuauhtémoc a reventar, gracias en buena parte a las efectivas artes del acarreo, cortesía de Elba Esther Gordillo y sus pupilos.

El discurso no pudo ser mejor.

El del enfrentamiento total y sin miramientos, al tirano que mantenía sumida a Puebla en las tinieblas del autoritarismo y la corrupción.

“No le tengo miedo a Mario Marín” -gritaba una y otra vez el candidato, con la voz a punto del desgarre.

Y luego, la sentencia fatal: “…además, en Puebla, gobernador no pone gobernador”.

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Esta frase, producto en ese momento de una bravuconada discursiva, puede convertirse en este 2016 en una malévola premonición.

Estéril recordar los detalles de la fatalidad que ha acompañado a los mandatarios poblanos en su intentona de perpetrarse en el poder a través de la imposición de su respectivo delfín.

Sin embargo, seis años después de la sentencia decretada por Rafael Moreno Valle, nuevamente existen condiciones para pensar en su vigencia y potencial cumplimiento.

Los roles han cambiado.

Hoy, el entonces candidato es el gobernador de Puebla, quien representa ese autoritarismo y esa corrupción a las que resulta electoralmente muy rentable golpear.

La que no tiene miedo ahora es Blanca y debe no tenerlo por toda la serie de mensajes que hacen suponer que actores de importancia, con un peso específico real en el desarrollo de un proceso electoral, sumarán a su causa.

Puede apostar el resto de su capital político en una aventura en donde tiene muy poco que perder y todo por ganar.

Al igual que en el 2010, poco a poco empieza a detonarse un cada vez más contundente sentimiento anti-sistema que puede detonar electoralmente en contra de los intereses del régimen.

La molestia de los poblanos -que le dieron un cheque en blanco a Moreno Valle en aras del tan anhelado cambio- ante acciones de gobierno que los afectan de manera directa, ha ido creciendo de manera sistemática.

Ahora, las redes sociales, contestatarias y rebeldes por naturaleza, se han convertido en el medio perfecto para canalizar información y contenidos que morirían víctimas de la autocensura de los medios tradicionales, subyugados por un gobierno cuya política de comunicación se reduce a aquel patético “te pago para que me alabes”.

La guerra en redes la ha perdido demoledoramente el gobierno estatal, a pesar de los millones que destinan a la estrategia de posicionamiento de sus temas de interés, basada principalmente en la simple y burda operación de bots.

En fin, el escenario se le ha ido descomponiendo al gobernador de Puebla.

Jamás lo reconocerán abiertamente, pero la no alianza PAN-PRD en el estado fue un golpe aniquilador que tuvo como consecuencia la necesidad de una redefinición completa y radical de la estrategia electoral a aplicar para maximizar sus posibilidades de triunfo.

Es evidente también, que el inminente candidato del morenovallismo se siente cada vez menos cómodo con el papel que se le ha encomendado.

Está convencido de que su mejor escenario sería permanecer en la alcaldía y analizar su futuro político de acuerdo a lo que dicten los nuevos tiempos.

Como puede ver, la elección de junio ha pasado de ser un asunto de mero trámite -como se consideraba apenas hace un par de meses-, a un proceso cerrado de pronóstico reservado.

Y entonces, vuelve a cobrar importancia la frase, la maldita frase.

Ese sino fatal decretado siempre en corto por los gobernadores en turno y que hoy podría jugar en contra del único que se ha atrevido a referirse a él de forma por demás explícita.

Video: PueblaOnLine.com.mx

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