Por Shanik David
Ricardo Paredes Solorio ha sido víctima de hostigamiento y terrorismo laboral al interior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap). La razón: desde hace mes y medio expresó de manera pública su interés por buscar la rectoría en el proceso que se llevará a cabo el próximo año.
Fue a finales de noviembre cuando el exdirector de la facultad de Administración manifestó que contenderá por ocupar la rectoría de la casa de estudios, y desde entonces ya había sufrido amenazas y agresiones administrativas por parte de funcionarios universitarios.
Sin embargo, aunque ya se había logrado estabilizar la situación, el pasado lunes las acciones en su contra arreciaron, pues al encontrarse frente a un salón de clases un funcionario universitario le notificó que le habían sido cambiadas las cuatro asignaturas que impartiría este semestre e incluso presentó al nuevo docente que impartiría el curso en el que él se encontraba.
De manera puntual, él había registrado cuatro cursos en temas como administración pública, metodología de la investigación y gerencia pública, pero a poco más de una semana de haber empezado el ciclo escolar, se le retiraron las mismas y se le impusieron cursos que él nunca ha dado, por lo que ahora debe conformar nuevos planes de estudios.
Paredes Solorio describió que el anuncio de su reasignación se dio sin que le dieran una justificación real o incluso sin que se le entregara un oficio notificando de manera oficial este cambio, por lo que desde el lunes ha exigido cuentas a la directora de la facultad sin que haya tenido respuesta.
Esta situación, aseguró, representa una violación no sólo a sus derechos como trabajador, sino también de los maestros a quienes se les quitaron clases para que él las impartiera y de los alumnos que inscribieron materias con un docente y ahora tendrán a otro.
Resaltó que el caso llama la atención, pues mientras las clases que él había registrado desde noviembre tenían a 25 o 30 alumnos, los nuevos cursos que se le impusieron de manera arbitraria tienen entre dos y cinco estudiantes inscritos.
Todo esto, refirió, está vinculado directamente con el terrorismo laboral del que es objeto por las autoridades universitarias por su interés por la rectoría, por el cual incluso ha sido victima de una campaña de desprestigio al interior de la institución educativa.
“Responsabilizo directamente a Alfonso Esparza Ortiz de esta situación” puntualizó el académico con 18 años de experiencia en la Buap, pues incluso acusó que desde finales de 2015 se ha detectado la presencia de personas externas a la universidad, en calidad de consultores, quienes realizan encuestas a los miembros de la comunidad universitaria con miras a definir la plataforma del todavía rector para su reelección en el cargo.
