Por Alejandro Mondragón
Volkswagen nos vio la cara de pipopes a todos los poblanos.
Timó al gobierno de Rafael Moreno Valle, porque ya sabía -desde el 2011- que sus vehículos no cumplían las normas ambientales en Europa.
Era una bomba de tiempo. Aun así, recibió los subsidios.
“Volkswagen se opone abiertamente a que exista un estándar establecido democráticamente para beneficiar a la economía y al medio ambiente”, afirmaba tajante un informe de Greenpeace en 2011.
Ese mismo año, los científicos que trabajaban para la Comisión Europea advirtieron sobre la brecha entre la realidad y los resultados de las pruebas de los automóviles.
En 2013, un estudio elaborado por el Centro Común de Investigación de la Comisión alertó de la necesidad de establecer un mecanismo con elementos nuevos para analizar los resultados de las emisiones.
El informe destapaba además la manipulación de los fabricantes, que recurrían a “artefactos prohibidos”, tales como el software fraudulento de Volkswagen.
Volkswagen ha sacado hasta el último centavo del presupuesto de los poblanos en sus proyectos de expansión y atracción de su marca de lujo AUDI, sin importarle la ecología y el resto de la cadena productiva.
Se estima que en este sexenio, los subsidios a Volkswagen y su filial AUDI alcanzarán los 17 mil millones de pesos en infraestructura, terrenos, becas para la capacitación, condonaciones del impuesto sobre nómina por 10 años y transferencias en coberturas de salarios en la aplicación de paros técnicos. Tendrá una nueva ciudad.
La armadora alemana, en lugar de aceptar la propuesta de compra de sus vehículos por parte del gobierno de Puebla, debería devolver todos los subsidios, premios y reconocimientos como Empresa Limpia.
VW desde que Moreno Valle inició su sexenio ya operaba con trampas y sabía que en cualquier momento estallaría la bomba. Su comportamiento fue de consorcio criminal.
Con la chingadera de la Volkswagen se arrastra la marca Puebla que durante años ha estado asociada al proyecto alemán.
¿Qué presumirán ahora los germanos a los poblanos?
La crisis es apenas la punta del iceberg, al margen de las multas y el notable descrédito que volvió chatarra la marca VW.
Cada vez flota más en el ambiente empresarial del inminente boicot comercial de Estados Unidos a los autos de la VW y filiales como AUDI.
Y ésa sí es una tragedia, porque durante 10 años no se podrían vender autos alemanes fabricados en Puebla a Estados Unidos. Para qué entonces de las inversiones, empleos y toda la infraestructura creada. El dinero alemán es problema de ellos, pero el poblano ¿qué?
¿Nadie rendirá cuentas?
Se usó el dinero público para favorecer a una empresa privada que actuó con avaricia en detrimento del ambiente.
Sí, VW es líder en ventas, primera exportadora, principal generadora de inversiones y la número uno en mover la economía poblana, pero hoy sabemos que para ser la mejor hizo trampa.
VW goza del dinero ajeno, el público, el de los poblanos.
Cuánto descaro.
Lo peor es que las trampas de Volkswagen todavía siguen. Los alemanes vendían autos piratas.