Todo empezó con un reclamo, el de Silvia Tanús, quien le pedía explicaciones a Ignacio Alvízar sobre una impugnación al triunfo de Alejandro Armenta en el distrito 7, presentada por Movimiento Ciudadano.
El legislador naranja no tenía la menor idea de lo que le estaban hablando:
“No es posible, debe ser un error, Silvita” —le dijo.
“No hay línea del partido de impugnar nada en Puebla, mucho menos en Tepeaca que nos pusieron una auténtica madriza” —remató.
“¿Qué vamos a impugnar ahí?”.
“¿Como para qué?”.
“Chécalo bien, Nachito” —contestó Tanús.
“Hay una impugnación presentada y el tema no gustó nada en México”.
Fue entonces cuando Alvízar empezó a investigar de dónde había venido la famosa impugnación.
Se comunicó de inmediato con José Luis Blancarte Morales, representante del partido ante el INE.
“¿Tú tienes algo que ver en nuestra impugnación en Tepeaca?” —le preguntó.
“¿Impugnamos Tepeaca? —contestó sorprendido.
“No mames, yo no hago esas pendejadas, ¿qué caso tendría si nos masacraron ahí?”.
Ante la contundencia de semejante respuesta, buscó al líder estatal de Movimiento Ciudadano, José Ángel Pérez.
Misma pregunta, con la ya consabida negativa como respuesta.
El tema se volvió preocupante para quien, en teoría, lleva las riendas del partido en el estado.
Alguien no estaba respetando su cargo ni tampoco la estrategia postelectoral dictada desde el Comité Ejecutivo Nacional.
¿Quién la había presentado, entonces?
¿Siguiendo órdenes de quién?
La única opción que quedaba era la del candidato por Tepeaca, Esteban Sánchez Pavón, quien reconoció no solo haber presentado la famosa impugnación, sino haber actuado por órdenes directas del edil de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres.
Así como lo lee.
Así de absurdo.
Según el PREP, Sánchez Pavón obtuvo 1,262 votos, quedó penúltimo en el distrito, arriba por 200 votos únicamente del candidato del Partido Humanista.
Fue octavo de un total de nueve candidatos.
Mientras, Alejandro Armenta, ganó el distrito consiguiendo 52,858 votos: 51,596 más que los del candidato naranja.
En este contexto, ¿qué impugnan?
Con ese desempeño electoral ¿qué reclaman?
¿Dirán que les robaron la elección?
¿Cómo se puede caer en semejante ridículo?
¿Se justifica el desgaste?
La respuesta no hay que buscarla en la lógica electoral sino en la rabia de la derrota.
Y es que, haber perdido por cerca de 8 mil votos Teziutlán, dolió mucho en San Pedro, Atlixco y sus alrededores.
Por eso la impugnación: simple y llano coraje.
El tema lo conocen ya los altos jerarcas de Movimiento Ciudadano y del PRI, además del gobierno federal.
Juran que habrá repercusiones.
Así de mezquina es hoy la política y quienes la practican.
Ya nada sorprende.