El mandatario poblano apelaba a un supuesto pacto electoral entre niveles de gobierno, en donde no metería las manos para favorecer a los candidatos del PRI en los distritos de Ajalpan, Atlixco e Izúcar de Matamoros, cuyos candidatos, sobra decirlo, juegan hoy los intereses del morenovaliismo y no del partido que en teoría representan.
Rosario Robles, en ese breve pero sustancioso diálogo, dejó bien claro que no existe ningún tipo de negociación en la coyuntura del proceso de junio próximo.
Apeló a la historia reciente en donde el gobierno de la República “no metió las manos en Puebla”, para que el gobernador pudiera mantener las posiciones de mayor interés para su beneficio político y en teoría –eso les vendió el poblano- en beneficio del propio presidente.
“Esta es la elección de Peña”- le recordó la encargada de operar la política social del país.
Tal vez la postura asumida por Robles Berlanga se deba al resultado parcial que muestran dos casas encuestadoras (Demotecnia y Consulta Mitofsky) y en donde, según su metodología, el tricolor aventaja en seis de los dieciséis distritos electorales federales del estado.
Lo anterior, en un estado que el propio CEN del PRI consideraba ya “de antemano perdido” en su presupuesto electoral de este 2015, resulta sin duda una auténtica sorpresa.
Según los números que descansan en el escritorio de César Camacho, a casi seis semanas de que se decida la conformación del próximo Congreso federal en su cámara baja, el Revolucionario Institucional aventajaría en Ajalpan, Tepeaca, Zacatlán, Izúcar, Atlixco y Huauchinango.
Las casas encuestadoras reflejan virtual empate técnico en Teziutlán, Tehuacán, Zacapoaxtla, Ciudad Serdán y el distrito 12 de la ciudad Puebla.
En los 5 restantes, no hay ya nada que hacer.
¿Cómo la ve?
Según la lógica priista, el voto duro del PRI sumado al trabajo electoral realizado ahí por el gobierno federal sustentan los números que arrojan estas encuestas.
¿Será?
Si comparamos lo que hasta ahora se ha visto mediáticamente en las campañas del tricolor, es evidente que los números no cuadran: simplemente no se ve cómo el PRI pueda hacerse con esa cantidad de distritos.
Si tomamos en cuenta además que la certeza de las encuestadoras es cada vez menor y que es cierto aquello de que “la encuesta es de quien la paga” el escenario parece todavía más desolador.
Sin embargo, más allá de que estos números reflejen o no con exactitud el potencial comportamiento electoral de los poblanos, lo cierto es que éstos serán los que normen la estrategia de campaña y el comportamiento mediático del partido en lo que resta de las campañas.
No hay de otra.
No tienen nada más.