Hace años, los abogados de la BUAP daban miedo, hoy sólo generan pena ajena.
El rector Alfonso Esparza anunció en enero que se realizaría la renovación total del Bufete Jurídico para instalarse en el inmueble que hoy ocupa Megacable, pero los abogados de la BUAP no pueden estrenar las oficinas porque son incapaces de ganar el juicio.
El 21 de enero del 2015, César Edmundo Pimentel fue destituido del cargo por instrucciones de Esparza en una orden enviada al director Carlos Moreno, a quien lo agarraron como El Tigre de Santa Julia.
Sin revisar sus facultades en el estatuto universitario, el secretario general de la BUAP, René Valdivieso, se presentó el 27 de enero a las 16:00 horas a las instalaciones del Bufete Jurídico en la Colonía El Carmen.
Ahí, con el derecho que le da pasarse por el arco del triunfo la norma universitaria, Valdivieso quiso darle posesión al nuevo director del Bufete, Marino Alejandro Balderas Flores, lo cual no se pudo realizar, debido a que no estuvo presente el depuesto funcionario César Edmundo Pimentel Montes para la entrega del cargo.
Después de este ridículo, al día siguiente se presentó el nuevo director del Bufete Jurídico, Marino Alejandro Balderas Flores con dos auditores de la Contraloría de la BUAP para dar fe de la entrega-recepción.
Sí, al estilo morenovallista.
El asesor del área laboral de la BUAP, Francisco Martínez Alpízar, renunció al cargo después de más de nueve años de funciones, debido a que el nombramiento de Balderas es una burla para la Facultad de Derecho.
Es una persona ajena a la comunidad universitaria; una vergüenza, dijo antes de marcharse.
Y es que Marino Alejandro Balderas no es maestro de la Facultad de Derecho.
En manos del periodista obra el convenio 324/2014 con fecha del 27 de noviembre del 2014, celebrado en la Junta local de Conciliación y Arbitraje, en el que consta que “el licenciado Marino Alejandro Balderas Flores dio por terminada su relación con la BUAP“. Por su salida le pagaron 91 mil 476 pesos con 34 centavos, incluyendo prestaciones.
A través de este convenio, en la cláusula tercera, se da por terminada la relación laboral entre Balderas y la BUAP.
¿Cómo carajo aparece ahora como nuevo director del Bufete Jurídico de la universidad?
Ante la JLCA compareció como apoderado legal de la BUAP, Jesús Antonio Torres García, quien le entregó a Balderas cinco cheques por diversas cantidades que sumadas dan los 91 mil 476 pesos.
Esta chingadera provocó la renuncia del abogado laboral y generó la indignación de académicos que han solicitado la renuncia del nuevo director del Bufete Jurídico, recomendado de René Valdivieso.
El director de Derecho y sus principales operadores toleran todo, porque sus uñas aparecen en todas partes. Para salvar el pellejo, Moreno pactó con Rectoría que todos los nombramientos fueran hechos por Esparza, lo que explica la irregularidad en el Bufete Jurídico.
La coordinación de dicha área de la Facultad de Derecho siempre estuvo a cargo de maestros de tiempo completo y con antigüedad probada, pero ahora con Balderas se atenta contra la inteligencia socrática de la Facultad.
Tampoco nadie puede llamarse sorprendido. Ocurrió con César Cansino. En junio del 2006 promovió un juicio laboral por despido injustificado contra la BUAP.
Alegó que lo había corrido de Posgrado de Derecho. El 30 de enero del 2008 recibió 129 mil 659 pesos con 15 centavos para dar por finiquitada su relación con la BUAP. Posteriormente, regresó a la misma Facultad que tanto denostó.
MÁS CHINGADERAS…
LA BUAP es hoy rehén de las demandas laborales. El punto es que después de sacarle dinero público, los demandantes regresan a trabajar sin ningún rubor.
Es el caso de Agustín Ventura Vega, quien ante el rechazo de los grupos académicos porque no tiene ninguna especialidad, entró al Bufete Jurídico, pero con la novedad que este personaje volvió a demandar a la BUAP. El 4 de marzo del 2014 interpuso el recurso para que se le reconozca como asesor penal cuando toda su vida ha sido maestro hora/clase y sus alumnos lo rechazan como docente por inepto.
Lo más grave en la BUAP podrida de Alfonso Esparza, es que Ventura Vega trabaja en la oficina de la Abogada General y además el apoderado CaritinoTlatelpa lo protege como su empleado. Está seguro de ganar, pues Cati le lleva el caso tanto a la BUAP como a Ventura. (juez y parte).
A la Facultad de Derecho la dejaron sin dientes.
Esparza, mejor renuncia.