La “institucionalidad” en la defensa de los intereses de los aliados de los jefes del ejecutivo federal en turno, ha sido una de las características principales en el ejercicio de su gobierno.
La forma en la cual de manera sistemática han sido beneficiados personajes cercanos a los presidentes en turno y bloqueados sus “enemigos” en el tema del otorgamiento de los contratos de obra pública estatal ha sido evidente.
Tradeco es un ejemplo.
La poderosa constructora fue una de las consentidas de los gobierno federales emanados de Acción Nacional y ha sido proscrita en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El tema lo abordó Raymundo Riva Palacio en su columna de ayer que publica Eje Central.
El periodista asegura que “los gobiernos panistas, que entre 2003 y 2012 le dieron contratos por 20 mil millones de pesos, 17 mil de ellos por adjudicación directa, en varias de cuyas obras se detectaron irregularidades y opacidad, por la modificación a los contratos iniciales por otros 40 mil millones de pesos”.
Y agrega que además que el gobierno de Peña Nieto “quería ajustar cuentas con él desde que se le cerraron las puertas de las licitaciones y adjudicaciones directas a partir de diciembre de 2012”.
La misma lógica, no por casualidad, se dio en el otorgamiento de contratos por parte del gobierno de Moreno Valle a Tradeco.
En plena recta final del sexenio de Felipe Calderón, la empresa ganó sin problemas la licitación LO-921007998-N72-2011 correspondiente al “Proyecto integral llave en mano para la construcción del Centro de Actividad Física y Bienestar de Puebla, ubicado en la Localidad de San Bernardino Tlaxcalancingo, Municipio de San Andrés Cholula.”
La obra tuvo un costo de casi 90 millones de pesos y fue inaugurada a principios de abril de 2013.
Eso fue todo.
Terminó el sexenio calderonista y se acabó también la buena estrella para Tradeco en lo que a Puebla se refiere.
La constructora fue una de las seis que buscaron quedarse con la licitación para la construcción del Museo Internacional Barroco, obra con valor de mil 400 millones de pesos.
Argumentando que ninguna de las empresas concursantes había entregado una propuesta económica “en forma”, en junio de 2014 la licitación fue declarada “desierta” por la Secretaría de Finanzas y Administración.
En la segunda etapa de adjudicación, el beneficiado fue el grupo encabezado por la empresa La Peninsular, Compañía Constructora, propiedad de la familia Hank Rhon, fundamental en la llegada de peña Nieto a la presidencia del país.
Algo similar sucedió con el tema del segundo piso de la Autopista Puebla-México.
En enero de 2014, en declaraciones a Notimex, Bernardo Quintana y Federico Martínez, socios de Tradeco, aseguraban que esperaban un repunte del sector de la construcción para ese año y hacían patente su deseo de participar en proyectos importantes como el del segundo piso de la Autopista.
Al final, el contrato se lo llevaron OHL y Pinfra, también consentidos del actual grupo político en el poder.
Por cierto, OHL es otro claro ejemplo de la institucionalidad morenovallista con los intereses del presidente de la República.
En tiempos de Calderón, el gobernador de Puebla canceló a la constructora española la concesión del polémico Arco Norte, otorgada de manera discrecional por Mario Marín.
Hoy, vive una realidad completamente diferente.
Lo anterior es apenas un modesto ejemplo de cómo el gobernador poblano ha caminado y caminará de la mano del presidente de la República.
La comunidad de intereses económicos es ya un hecho.
Moreno Valle espera que muy pronto transiten también juntos en la complicada brecha de la política.