La orden fue dada a todos y cada uno de los nuevos concesionarios desde el inicio de la puesta en marcha del nuevo esquema de verificación vehicular y se cumple al pie de la letra.
Sin importar marca, modelo o tipo, al azar se elige a quienes, supuestamente, no cumplen con los parámetros establecidos por los nuevos equipos con los que se realiza la verificación.
Para justificar el rechazo, se basan en argumento ambiguos como la nueva calibración y el uso de tecnología de punta que mide con mucho más certeza la emisión de contaminantes al medio ambiente.
En realidad, todo es parte de una enorme y bien montada puesta en escena.
Y es que, los dueños de los automóviles que no cumplen con los nuevos parámetros establecidos, al acudir a las agencias o talleres especializados se encuentran con mediciones completamente distintas.
En la gran mayoría de los casos, sobre todo en lo que se refiere a modelos recientes, se ha demostrado que sus automóviles no contaminan y que deberían de haber pasado la verificación sin problema alguno.
Ahora bien, ¿por qué el gobierno del estado está interesado en rechazar a más del 30% del total del parque vehicular que acudirá a verificar?
Se trata de un argumento para justificar el retiro de las 83 concesiones que operaban hasta antes de junio de 2014.
Con los antiguos concesionarios, se tenía una tasa de rechazo de automóviles cercano al 14% y al crecerlo artificialmente a más del doble, se fortalece la teoría de que antes reinaba la corrupción y que actualmente la operación de centros de verificación se basa en criterios como la transparencia y la honestidad.
Es más, ya se prepara un documento que será presentado a mediados de marzo a la opinión pública, que pretende vender los beneficios del nuevo esquema de verificación y que se basará en datos “duros” que comprobarían las mejoras.
Lo cierto es que en realidad se trata de una medida desesperada del gobierno estatal ante el monumental rechazo social que se ha desatado por las enormes deficiencias que ha mostrado el nuevo programa.
Para los estrategas del gobernador, el tema de la verificación se ha convertido ya en “alta prioridad”, por el gran enojo que ha generado en prácticamente todos los estratos sociales y el potencial costo en imagen que esto podría traer, a dos años de que termine la actual administración y con un proyecto presidencial que hoy parece ser lo más importante para el grupo en el poder.
“Limpiar la aldea, para lo que viene” —es la máxima que se aplicará a rajatabla en la recta final.
Faltarán escobas, ya lo verá.