La BUAP apesta a corrupción, empezando por su rector Esparza, quien desde su posición de tesorero de la institución en las gestiones de Enrique Doger y Enrique Agüera fortaleció negocios con corporativos del norte del país.
Señala este documento que Esparza se quedó como tesorero de la BUAP con 62 millones de pesos, producto de los descuentos realizados a trabajadores vía nómina por concepto del Impuesto sobre la Renta que nunca enteró a las autoridades de la SAT. Agüera lo supo y se hizo guaje.
La izquierda que gobierna la Universidad de Puebla, aplica la máxima de Iguala, Guerrero: “vivir bien, para vivir mejor“, donde se jubila a ex rectores, quienes realizaron grandes negocios, propiciando profundos procesos de corrupción y usufructuaron utilidades de las millonarias construcciones, que sin licitar, se auto asignaron para ayudarse.
Lo peor es que en un contexto de violencia e impunidad nacional, en la BUAP se consolidan redes vinculadas a la delincuencia, como muestran las actuaciones de la familia Chargoy en la construcción de inmuebles como el Instituto de Administración Pública, cuya concesión se transfirió a René Valdivieso, quien de empleado de Enrique Agüera pasó a ser empresario y promotor de obras.
En el documento, al que tuvo acceso Al Portador, se acusa al actual secretario general de la BUAP de lavado de dinero en la malversación del subsidio universitario.
Ahora, Valdivieso opera diversos procedimientos para controlar elecciones, expulsar críticos, respaldar aliados incondicionales y abdicar a todo principio.
Exponen que se vive un clima de terror al interior de la BUAP, pues se realizan constantes purgas, se secuestran documentos y promueven la simulación y depredación académica.
Valdivieso corrompe y amenaza a universitarios, a través de Dimas Chávez y Rufino Márquez. Crean una atmósfera de miedo. El terrorismo laboral, despido y desconfianza acrecentan las prácticas en una institución en la que el rector presume que “no hay más política que la política universitaria“.
Desde rectoría se incomunica a los universitarios con la sociedad. Hay un doble discurso, se ocultan prácticas delictivas para eliminar todo criterio ajeno al de Alfonso Esparza, quien a nombre del voto de las mayorías impone el criterio de las minorías.
Valdivieso se auto proclama como ser de izquierda, señala la investigación, pero en los hechos intimida, corrompe y expulsa, protegido en el manto de la autonomía y los medios de comunicación amañados, concluye la investigación.
Insisto, la BUAP en el cadalso.