La oposición a la medida se gestó a través de dos ediles auxiliares que son considerados como incondicionales de Alonso Gallegos: Sabino Leonardo Báez de La Resurrección y Raúl Pérez Velázquez de San Miguel Canoa y de ahí se extendió a otras demarcaciones como San Bernardino Chalchihuapan.
Por esta razón, Sabino Leobardo Báez fue citado el miércoles 15 de octubre en la oficina del todavía Secretario general de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, en donde recibió el ultimátum de que debía de dejar de formar parte inmediatamente del “movimiento en contra de lo ordenado por el gobernador” o que de lo contrario se tendría que atener a las consecuencias.
La respuesta de Báez fue en el sentido de que en lo político, él no le debía nada al gobernador y que continuaría “luchando contra las medidas lesivas a la gente de su comunidad”.
Después de este encuentro, un juez obsequió con rapidez atípica una orden de aprehensión en contra de Báez por los delitos de usurpación de funciones, desobediencia y resistencia de particulares.
En este proceso legal, el propio Hilario Alonso Gallegos funge como representante legal del presidente auxiliar preso.
Para el gobierno estatal, existen varias cuentas por ajustar en contra de Alonso Gallegos.
Este personaje contendió por la presidencia del Comité Directivo Municipal del PAN en Puebla capital el 2 de febrero pasado, enfrentando al candidato del gobernador, Pablo Rodríguez Regordosa.
Según los morenovallistas, la campaña de Alonso Gallegos fue financiada por Miguel Jiménez Castillo, encarcelado desde el 12 de mayo de 2014 por narcotráfico en su modalidad de delincuencia organizada, al manejar recursos de procedencia ilícita del cártel de los Beltrán Leyva.
Además, otro “agravio” al morenovallismo fue que Hilario formó parte del grupo de panistas poblanos que apoyó con todo la malograda campaña de Ernesto Cordero a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Ahí, generó lazos y alianzas con Ana Teresa Aranda.
A Hilario Vázquez Gallegos se le ha visto recientemente buscando “apoyos” entre los enemigos políticos del gobernador Moreno Valle, poniendo sobre la mesa la base de militantes panistas que supuestamente él controla.
Base que, sobra decirlo, no le ha servido para lograr un solo triunfo político.
Más allá de esto, lo interesante de la historia es ver hasta dónde han llegado las consecuencias de la lucha interna que se vive entre grupos al interior de Acción Nacional.
Es ni más ni menos, la génesis de Chalchihuapan, con un niño indígena asesinado por policías como saldo fatal.