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Matanza de Cholula

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Después de la primera expedición efectuada por Francisco Hernández de Córdoba efectuada en 1517 y la Segunda realizada por Juanbde Grijalva en 1518. Ese mismo año el Gobernador de Cuba Diego de Velázquez organiza una Tercera Expedición al mando del Alcalde de Santiago Hernán Cortés, nombrándolo Capitán de la flota conformada por 11 naves, 500 soldados, 50 marinos, 16 caballos, 32 ballestas, 10 cañones de bronce, armas de corto alcance y municiones, arribando a Conzumel el 18 de febrero de 1519, incursionando las costas de Campeche, Tabasco y Veracruz.

Como resultado de la Batalla de Centla, Tabasco, los españoles doblegaron a los mayas-chontales, ahí le entregaron a Hernán Cortés 20 esclavas, entre ellas iba la célebre Malíntzin, nativa que hablaba los idiomas maya y náhuatl y que serviría de intérprete, desempeñando un papel muy importante durante toda la conquista y particularmente durante el sitio de Cholula.

El 16 de agosto de 1519, Hernán Cortés inicia la expedición hacia el interior del imperio azteca, estado rico y poderoso que dominaba vastas regiones, desde el Golfo de México hasta el Pacífico y por el sureste hasta Guatemala. En poco tiempo el conquistador se percató que los pueblos sometidos por los mexicas y sus enemigos podrían ser grandes aliados para emprender la Conquista de México, de tal forma qué, pronto pactó con los totonacas de Zempoala que eran tributarios sometidos y emprendió su marcha a la capital mexica.

En la trayectoria se enfrentaron a los tlaxcaltecas el 18 de septiembre de 1519, que eran también enemigos acérrimos de los mexicas;

después de cortos combates, lograron convencer al Jefe Principal tlaxcalteca Xicohténcatl, para formar la crucial alianza en contra de los mexicas, a la que se fueron uniendo otros territorios indígenas, que sin el apoyo de ellos y por su cansancio de estar sometidos a fuertes tributaciones de la nación azteca, no habría sido posible que un puñado de españoles hubieran realizado la conquista.

LLEGADA A CHOLULA:

Estando reunidos Hernán Cortés con los gobernantes de Tlaxcala, llegaron mensajeros calpixques del Gran Tlatoani Moctezuma llevando grandes regalos de oro para convencer a los españoles de desplazarse a Cholula, ciudad tributaria de los mexicas, donde podrían ser hospedados bajo la protección del Huey Tlatoani cholulteca, tratando evitar precisamente una alianza con sus enemigos tlaxcaltecas. Cortés decidió aceptar la invitación y emprendió camino hacia Cholula a pesar del disgusto y advertencias de los aliados,quienes desconfiaban de un engaño por parte de los mexicas y de los cholultecas fieles tributarios de Moctezuma.

Ya en territorio de Cholula Cortés constató una gran tierra fértil sembrada de maíz, frijol, amaranto, aguacate, algodón, habichuelas y magueyes. (Francisco Javier Clavijero describe) “La República de Cholula pertenece al Reino de Méjico, colinda al norte con la República de Tlajcallan, al occidente con el Reino de Acólhuan, por el medio día con la República de Huejotzingo y al oriente con el estado de Tepeyacác, al sur con la provincia de Atlijco; Cholollan era de las más pobladas de toda aquella tierra llegando sus caseríos hasta Cuitlajcoapan, lugar donde fundaron después los españoles la Ciudad de Puebla de los Ángeles”El 16 de octubre de 1519, una pequeña comitiva cholulteca salió a recibir a Hernán Cortés afueras de la Gran Ciudad, integrada por los Tlatoanimes Gobernantes y los dos Principales Sacerdotes de la gran pirámide Chalchiuhaltépeth, Aquiach Amapane “mayor de lo alto del suelo” y el Tlachiac Tizacozque “mayor de lo bajo del suelo”. Después de entregarle grandes regalos de oro y bellas mantas ornamentadas con finos plumajes, se excusaron con Cortés por no haber asistido a Tlaxcala, debido a la rivalidad existente con dicho pueblo, dieron la bienvenida a los españoles y totonacas, pero pidieron que los tlaxcaltecas no entraran a la Ciudad Sagrada.

Cortés actuó de forma política y comprendiendo la petición de los cholultecas, ordenó a los jefes de los 2 000 tlaxcaltecas acampar afuera de la ciudad, solamente los españoles, totonacas y unos pocos tamemes cargadores tlaxcaltecas entraron a Cholula. Ante la mirada de expectación de sus habitantes avanzaron por sus amplias calles, su estrato social suponía la existencia de súbditos y señores, los primeros vivían en las afueras y los nobles en el centro; quedando Cortés maravillado por el esplendor y gobierno aristocrático de la Gran Ciudad Tollan Cholollan con más de 40 000 habitantes y más de 400 torres que describe en su segunda carta de Relación dirigida al Rey Carlos I de España, y que coincide con las crónicas de Fray Juan de Torquemada (1964) Pgs. 92-93:

“Esta sentada en un muy grande y espacioso campo y se divisa de toda aquella comarca. Era su población mucha, y los que quieren darle número cuando entraron los españoles, dicen que tenía más de cuarenta mil vecinos esta ciudad. Y es así, porquesola la ciudad tenía veinte mil casas y otras veinte mil estaban repartidas fuera en lo que se llaman estancias y aldeas. Fue la madre general de la supersticiosa región de esta Nueva España. Veníase a ella de ciento y dos cientas leguas en romería, de todas aquellas gentes de reinos y provincias convecinas.

Eran los edificios de estas insignes casas, de cal y canto y no sé de cierto si por entonces usaban ladrillo. Pero sé decir que ahora son todas portadas de él y muy bien labradas. Tenían las torres en suficiente distancia, altas, muy blanqueadas de cal y yeso.

Tiénese por cierto y averiguado que tenía tantos templos como días tiene el año. Había en cada uno de ellos una torre, y en algunos dos y muy altas. De estas torres se contaron en su principio cuatrocientas, y sobre todas era señalada la del templo Mayor”

SITIO DE CHOLULA:

Durante dos días los cholultecas se mostraron hospitalarios con Hernán Cortés a quien además de hospedaje proveyeron de alimentospescado ahumado, frutas y legumbres, ricos manjares servidos en vajillas de barro finamente decoradas en color naranja, las copas, en que les presentaban las bebidas hechas con cacao, eran de oro o de conchas de mar, o ciertos vasos naturales curiosamente barnizados, ponían los platos en la mesa antes que el gobernante principal se sentase, y a fin de que no se enfriara la comida, cada plato tenía un braserillo debajo. Antes de sentarse, le ofrecían agua para lavarse las manos varias doncellas muy hermosas, las cuales permanecían en pie todo el tiempo de la comida, juntamente con los principales y mayordomos.

Pero al tercer día, los jefes cholultecas parecían rehuir el contacto con los europeos. Por otra parte los totonacas avisaron a Cortés que habían detectado hoyos disimulados en las calles de la ciudad que pretendían servir de trampa a los caballos y que se habían percatado del sacrificio de algunos niños a Quetzalcóatl y otros dioses, lo cual era un ritual acostumbrado que precedía el inicio de la guerra.

Ciertamente ése día los Tlatoanimes, Tlamacazqueh Sacerdotes, sabios Hueyixtlamatinimes, y principales Señores de los Calpullis de Tecámac, Mexicaltzinco, Tianguixnáhuac, Mixquitla, Cuauhtlán (hoy Santa María Xixitla), Texpolco y Colomoxco (hoy San Andrés), se habían reunido en el teocalli o Templo Mayor edificado a Quetzalcóatl, localizado en el sitio que hoy ocupa la Capilla de Naturales, quemando abundancia de copal y otras resinas olorosas, para ofrecerle tributo y pedirle protección a su dios Quetzalcóatl, que creían había regresado en la persona de los españoles como se los prometió cuando salió para Tula, después de haber permanecido con ellos por más de veinte años.

Como lo describe:

Don Lorenzo Boturine Benaducci:

“Comentarios Históricos”(1066 – 1316):

EL DIOS DEL AIRE

“Quetzalcóatl, sierpe armada de plumas. Este era en todas las naciones de Anáhuac el dios del aire. Decían que había sido gran sacerdote, y que era hombre blanco, alto, corpulento, de frente ancha, de ojos grandes, de cabellos negros y largos, de barba poblada; que por honestidad llevaba siempre la ropa larga; que era tan rico, que tenía palacios de plata y de piedras preciosas; que era muy industrioso, pues había inventado el arte de fundir los metales y de labrar las piedras; que era muy sabio y prudente.

Que en su viaje a Tlapallan, cuando llegó a Cholula, lo detuvieron aquellos habitantes y le confiaron las riendas del gobierno. Contribuyó mucho la estimación que de él hacían los cholultecas, además de la integridad de su vida y de la suavidad de sus modales, la aversión que mostraba a toda especie de crueldad, tanto que no podía oír hablar de guerra. A él debían los cholultecas, según sus tradiciones, el arte de la fundición, en que tanto se distinguieron después; las leyes con que desde entonces se gobernaron; los ritos y las ceremonias de su religión, y según otros, el arreglo del tiempo y el calendario.

Después de haber estado veinte años en Cholula, determinó continuar su viaje al reino de Tlapallan, no si no antes decir a los cholultecas que estuviesen seguros de que dentro de algún tiempo volvería a regirlos y a consolarlos. Como quiera que sea, aquel personaje fue consagrado dios por los Toltecas de Cholula, y constituido protector principal de su ciudad, en cuyo centro le construyeron un alto monte. Otro monte con su templo le fue después erigido en Tula. De Cholula se propagó su culto por todos aquellos pises, donde era venerado como dios del aire.

Tenía templos en Méjico y en otros lugares aun algunas naciones enemigas de Cholula tenían en aquella ciudad templos y sacerdotes dedicados a su culto, y de todas partes acudían allí gentes en romería, a hacerle oración, y a cumplir votos, las mujeres estériles se encomendaban a él para obtener la fecundidad. Eran grandes y célebres las fiestas que se le hacían, especialmente en Cholula en el Teozíhuitlo año divino. Decían que Quetzalcóatl barría el camino al dios de las aguas, porque en aquellos países precede siempre el viento a la lluvia”.

LA CONFUCIÓN DE LOS ESPAÑOLES:

Las crónicas e investigaciones de los historiadores, afirman que los españoles y sus aliados mal interpretaron la actitud de la población, que en ese tiempo preparaba ceremonias rituales de su calendario religioso y rendir tributo a sus Dioses precisamente en el templo Mayor de Quetzalcóatl.

Continúa describiendo:

Don Lorenzo Boturine Benaducci:

Libro VI Dogmas Religiosos, Pgs. 184-185:

“En el mes duodécimo, que entraba á 4 de octubre, se celebraba la fiesta de la llegada de los dioses, que es lo que significa Teotleco, nombre del mes y de la fiesta.

El 16 de este mes mejicano, engalanaban los templos y las esquinas de las calles de la ciudad. El 18 empezaban á llegar los dioses, según ellos decían; y el primero era el gran dios Tezcatlipoca. Extendían delante de la puerta de su santuario una estera de palma, y esparcían sobre ella harina de maíz. El sumo sacerdote velaba toda la noche anterior, yendo de cuando en cuando á observar la estera, y cuando descubría en ella algunas pisadas, que sin duda habría estampado algún sacerdote, empezaba a gritar: Ya ha llegado nuestro gran dios. Entonces los sacerdotes y el pueblo iban á adorarlo, y á celebrar su llegada con himnos y bailes, que duraban toda la noche. En los días siguientes iban sucesivamente llegando los otros dioses, y el día vigécimo y último del mes, cuando se creía que habían llegado todos, bailaban en rededor de un gran fuego muchos jóvenes vestidos á guisa de monstruos; en tanto se arrojaban los prisioneros a las llamas, en que morían.

Al ponerse el sol se hacían grandes banquetes, en que bebían más de lo acostumbrado, creyendo que el vino que usaban en aquella ocasión, servía para lavar los pies de los dioses. ¡A tales excesos llegó el bárbaro fanatismo de aquellos pueblos, la ceremonia que hacían con los niños, para preservarlos del mal que temían les hiciese uno de los dioses; pues les pegaban con trementina muchas plumas á los hombros, á los brazos y á las piernas!”

TEORÍA DE LA EMBOSCADA:

De acuerdo a la crónica de Bernal Díaz del Castillo (soldado de Cortés), Moctezuma había enviado 20 000 guerreros mexicas a las proximidades de la Gran Ciudad de Cholula para realizar una emboscada, donde previamente se suponía que los cholultecas tomarían por sorpresa a una veintena de españoles para sacrificarlos en el teocalli. Estos planes secretos según fueron revelados por una mujer anciana a Malíntzin, quien alerto inmediatamente a Cortés la situación, sin embargo éstos guerreros nunca aparecieron el día del genocidio, por lo que varios historiadores dudan de esta versión.

Lo que sí coinciden es del enorme disgusto y gran coraje de los tlaxcaltecas en contra de los habitantes de la Gran Ciudad Sagrada muy venerada por el imperio mexica, y que éste odio bien pudo influir en el ánimo de Hernán Cortés para sembrar desconfianza y atacar a sus enemigos cholultecas.

DÍA DE LA MATANZA:

Cortés alertó a sus hombres y mandó pedir a Xicoténcatl el apoyo de más guerreros tlaxcaltecas adicionales a los 2 000 que ya acechaban alrededor de la ciudad. A la mañana siguiente, 18 de octubre de 1519, con 400 soldados y apoyado por 400 totonacas el conquistador anticipándose al supuesto ataque, mando llamar a los jefes Principales al Palacio de Xayacatzin donde se encontraba hospedado, capturando a principales gobernantes y dignatarios de los Calpullis, apresando a los dos Sumos Sacerdotes del Chalchiuhaltépeth Aquiach Amapane “mayor de lo alto del suelo” y el Tlachiac Tizacozque “mayor de lo bajo del suelo”.

Con las calles y calzadas bloqueadas por los aliados y a una señal previa de arcabuz, inició la gran “Matanza de Cholula”, donde más de 5000 civiles cholultecas que se encontraban desarmados, hombres, mujeres y niños fueron masacrados durante cinco horas sin ofrecer resistencia. Al segundo día llegaron más de 3 000 refuerzos tlaxcaltecas que enfurecidos devastaron y se llevaron prisioneros a hombres y mujeres; miles de casas y cientos de teocallis fueron quemados, tirados sus ídolos, el Templo Mayor de Quetzalcóatl fue destruido a cañonazos, refugiados en lo alto de otros templos los Tlamacazqueh Sacerdotes se quemaron con el fuego, sometidos por la fuerza de las armas muchos naturales aterrorizados huyeron hacia el bosque, en sus calles y calzadas teñidas de sangre los caballos pisaban los cuerpos, los españoles saquearon oro y plata, los tlaxcaltecas ropa, esclavos, cacao y la sal que siempre les negaron los mexicas.

Catorce días permanecieron los españoles en Cholula; los jefes que sobrevivieron pactaron alianza con ellos y se unieron al contingente, Hernán Cortés se los llevó prisioneros y mando ponerlos en grilletes, para después echarlos a los perros en su marcha a la Gran Tenochtitlán.

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