La pequeña mujer, que desde el pasado 9 de julio se volvió, por transmutación, ícono de la lucha de muchos davids contra un Goliath que construía una ruta para llegar a Los Pinos, estira su mano hasta donde una representación de papel, a la usanza cholulteca, de ese Goliath que mueve como un títere al presidente municipal de San Andrés Cholula, Leoncio Paisano, y le prende fuego. Son las de 3 de la tarde, y en la confluencia entre el bulevar 5 de mayo y la 14oriente parece que el tiempo se derrite al picor de un sol que cae en picada sin apenas nube que lo detenga. No hay autos que atraviesen ese conflictivo punto vial. La circulación fue cortada de tajo hace poco más de una hora, cuando hartos de ser ignorados, los más de dos mil manifestantes que completaron el recorrido que iniciaron en la fuente de los frailes cerca del medio día y concluyeron frente a Casa Aguayo, decidieron bloquear el bulevar y colapsar esa arteria urbana.
El fuego que Elia Tamayo, la madre de José Luis Alberto Tehuatlie, acercó a la panzón que representa a los dos gobernantes lame de inmediato el papel y se alza en una llamara que eleva un poco más la temperatura a esa hora de la tarde. Si el acceso a la ley pudiera mirarse desde la simbología de una mujer que prende fuego a una imagen que representa al hombre que culpa del asesinato de su hijo, la cuenta estaría saldada. Del panzón cholulteca no quedarán más que las puras cenizas.
Pero la vida es más que simbolismos.
Y en la política, parafraseando a ese teórico de la comunicación Marsall Macluhan, el medio es también el mensaje.
Nadie salió en el Congreso del estado a escuchar a los manifestantes. Por eso tardaron horas en Casa Aguayo en plantear una mesa de diálogo. Por eso cuando finalmente se decidió abrir las puertas del edificio gubernamental para escuchar las demandas y pasar más de dos horas sentados en una sala de Casa Aguayo, el único acuerdo fue tener una segunda reunión para este día con los manifestantes, como contó José Salomé Pacio Grande, el presidente auxiliar de San Martín Tlamapa que desde el inicio del conflicto con las juntas auxiliares por el retiro de los registros civiles se convirtió en el vocero del grupo de autoridades inconformes que se agruparon en la Coordinadora Estatal en Defensa de la Identidad de los Pueblos (CEDIP). Por eso el ingreso al edificio gubernamental, es lento y atropellado, a pesar de los integrantes de la comisión de diálogo que conformaron, y algunos reporteros que sigue como observadores los acontecimientos, son los únicos que están frente al portón de madera. Por eso a pesar de que Enrique Barranco, funcionario de la secretaría General de Gobierno, aseguró que la invitación a dialogar era del responsable de la política interior del estado, Luis Maldonado Venegas, esté no estuvo presente en la reunión. Por eso desde que se comenzó a formar la comisión, el presidente de San Bernardino Chalchihuapan decía que tampoco era tan importante quiénes fueran al diálogo, si al final no se resolvería nada en ese momento ni más adelante.
Y sabe de lo que habla. La CEDIP se ha reunido con funcionarios de la SGG y con el propio Maldonado en al menos en cuatro ocasiones y todas las pláticas han terminado empantanadas, sin negociación alguna.
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A las 12 del día los contingentes que salieron de Cholula, Tlaxcalancingo, Chalchihuapan, Cohuecan, Santa Necoxtla y Chalchihuapan, por mencionar algunos, ya están en formación junto con los integrantes del Movimiento por la Alternativa Social (MAS), los perredista de Izquierda Democrática Nacional, los del Movimiento Nacional los de Abajo, el MIOCUP, la sección 3 del Sindicato Nacional de Telefonistas, el Colectivo Crítica Magisterial, estudiantes universitarios, y otras organizaciones más hasta sumar 16 membretes y un muy nutrido contingente de simpatizantes de la organización de comerciantes de la 28 de octubre.
Son más de 5 mil dicen los cálculos reporteriles, tal vez un poco más dice otra voz. Más menos, pero la columna llega hasta la 23 sur mientras algunos todavía esperan para salir de la fuente de los frailes.
El “panzón” de Moreno Valle y su títere, que horas más tarde serán el símbolo de la justicia bíblica para la familia Tamayo, también están ahí y harán el recorrido completo junto los cientos de cholultecas que exigen se detenga el proyecto de la Plaza de las siete culturas.
Como también están ahí un nutrido grupo de trabajadores que perdieron su empleo cuando desde la administración estatal se decidió retirar las concesiones de los verificentros para entregarlas, dicen, a otros empresarios que enfrentan acusaciones de corrupción en la Ciudad de México.
Todos, unidos para conformar el Frente de Organizaciones Sociales y Políticas para parar la Guerra y la represión por la libertad de los presos políticos y en defensa de las libertades y los derechos del pueblo.
Y así unidos salieron, aunque no todos llegaron hasta la meta final, Casa Aguayo, luego de hacer un alto en el Congreso del estado. O si llegaron rápidamente dejaron la movilización o buscaron un espacio para protegerse de ese sol que ayer insistía en hacerse presente, luego de varios días de lluvias y nublados.
Cuando tras la larga espera frente al portón de Casa Aguayo decidieron cerrar el bulevar hasta que fueran escuchados el contingente inicial se había reducido a unos 2 mil personas, pues el contingente de la 28 de octubre ya había dejado la zona.