El ombudsman sólo lanzó una granada de fragmentación doméstica que permite a quienes manejaron siempre la versión de que el proyectil que mató al menor en Chalchihuapan provino de la policía, llevar el caso hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y a los morenovallistas explicar las razones que los llevaron a usar fondos públicos para tapar el asesinato del niño para no afectar la imagen presidenciable de Moreno Valle.
En cualquier sentido, el gobierno de Puebla y lo que representa es ya impresentable.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos no sólo desmontó una conspiración criminal de Estado para encubrir el asesinato de un menor en el desalojo violento en Chalchihuapan, sino que exhibió a la policía como responsable de la muerte de José Luis Tehuatlie.
Al gobierno de Rafael Moreno Valle poco le importaron las recomendaciones de la CNDH, pues emitió un comunicado de prensa de 14 líneas, una pobre defensa mediática sobre las dudas del dictamen del ombudsman y el silencio cómplice de casi todos los sectores sociales, políticos, económicos y académicos de Puebla.
Se apuesta al olvido con la juerga de las fiestas patrias, a una sociedad indolente que se conforma con un concierto del cantante de moda, pero le interesa una chingada que el gobierno haya matado y después encubierto todo, por tratarse quizá, vaya desgracia, de un indígena.
Desde hace más de un mes, en Casa Puebla se pidió al personal de apoyo mantener una guardia de 24 horas. El gobernador casi no duerme. A las 4 de la madrugada se le ocurre nadar, hacer ejercicio o revisar pendientes con su gabinete.
Pareciera que la conciencia no lo deja descansar.
Un mes después de los hechos violentos en Chalchihuapan arreciaban las protestas y se organizaba la marcha #PueblaDeLuto, él y su señora optaron por irse de fin de semana a Los Ángeles, California.
Ella se puso mal y tuvieron que regresarse a México en el vuelo privado para ser atendida. Eso indica que algo se deterioró en el entorno del poder.
Por eso, sorprende el desdén con el que se abordó el dictamen de la CNDH, pues la designación del nuevo fiscal para el Caso Chalchihuapan, como empleado supeditado al impresentable procurador Víctor Carrancá, es una burla.
Carrancá y el secretario de Seguridad, Facundo Rosas, fueron imputados, señalados como responsables directos de la muerte y conspiración para ocultar el asesinato. No pueden tener ningún injerencia en el caso.
El otro impresentable, Luis Maldonado Venegas, como secretario de Gobierno es una vergüenza. Es el peor responsable de la gobernabilidad de toda la historia de Puebla.
Lo más patético es que en su ridículo comunicado de medios, donde insiste en defender su teoría del cohetón que ya fue echada a la basura por parte de la CNDH, se informa que el responsable de supervisar las recomendaciones será Juan Pablo Piña Kurzcyn.
El mismo personaje que demostró con cabezas de marrano que al niño lo había matado una onda expansiva, producto de un cohetón.
El descaro total. Moreno Valle y su equipo (Maldonado, Carrancá, Facundo y Piña) son ya impresentables.
Pero lo más dramático es el comportamiento de los sectores poblanos ante la gravedad de lo que presenciamos: un Estado Criminal.
El rector de la BUAP, Alfonso Esparza, aparece feliz en fotografías con el #GóberBala. Sin el menor rubor se mantiene como un empleado más del morenovallismo.
Es la tercera vez, desde la crisis, que Moreno Valle pierde la enorme oportunidad de cambiar el status quo. Puede más su soberbia y la arrogancia de sus más cercanos.
Después de los hechos violentos en Chalchihuapan justificó a la policía y dijo que la Ley Bala demostró que sí funciona, además de culpar a pobladores de llevar a sus hijos como escudos para cometer delitos.
Cuando se murió José Luis montó una conspiración para encubrir el asesinato, usó cabezas de marrano para confirmar la estúpida teoría del cohetón, criminalizó a Doña Elia Tamayo y se gastó 400 millones de pesos en comprar silencios.
Ahora que la CNDH lo desenmascara alega que la reelección de Raúl Plascencia contaminó el dictamen, envía a los culpables del cagadero de Chalchihuapan a tapar sus marranadas y calla impunemente, sin que nadie lo pueda remediar.
Está claro que no era lo que esperaban de la CNDH.
Sin embargo, esta semana se pondrá peor el entorno político en Puebla cuando se presente el dictamen espejo de ONG´s a lo difundido por la CNDH.
Esta historia lejos de terminar, apenas empieza.
Y José Luis aún muerto sigue ganando batallas contra el autoritarismo, sólo falta que meta a la cárcel al autor intelectual para que descanse en paz.