02-05-2024 02:41:54 AM

La BUAP infiltrada, pero Esparza cedió el control universitario a sobrinas

alpor26

En la BUAP no existe inteligencia universitaria para detectar una silenciosa irrupción de perfiles propicios para crear autodefensas o utilizar a Puebla como laboratorio nacional de partisanos.

Sin vínculos con la clase política, social o económica de Puebla, un grupo de mujeres manda en la Universidad Autónoma de Puebla por encima de cualquier criterio de índole académico.

Los vicerrectores son figuras decorativas, ni se diga de aquellos universitarios que transitaron las administraciones de Enrique Doger y Enrique Agüera, quienes hoy han sido arrumbados a oficinas, muy lejos de donde se toman las decisiones.

Y es que Alfonso Esparza, como El Tío Gamboín, también tiene su club de sobrinas. Ellas deciden, acuerdan, resuelven y se dan una extraordinaria vida con jugosos sueldos, automóviles y viajes al extranjero.

Estas mujeres resultan inofensivas y como afirman en el poder: se irán con Esparza. Él las trajo, él se las lleva, pero lo cierto es que hay movimientos raros en la BUAP. El rector ni por enterado, sólo es solícito para el “sí, señor gobernador”.

¿Quiénes son?

Laura Quintana Roo figura como coordinadora administrativa de la rectoría de la BUAP. Tiene derecho de picaporte permanente en la oficina de Alfonso. Ella anda con Esparza desde que coincidieron en la Facultad de Contaduría de la universidad, de ahí se integró a su despacho para finalmente acompañarlo como tesorero y ahora como el sucesor de Agüera.

La señora, cuentan universitarios, es el poder tras el trono. Nada se hace sin su autorización.

Después figura en el tema de la comunicación, Isabel Hermoso, quien prácticamente tiene callado al vocero Alfredo Avendaño, pues lo usa para enviar boletines; ella define la línea editorial de la institución. La señora necesita una dosis de realidad y dejar de hacer pucheros cada que se critica a su rector.

Es “La Doña”, como se le conoce en los círculos de la BUAP.

Le sigue Fernanda Alvarado López, ex funcionaria marinista (laboró en la Secretaría del Trabajo con Pericles Olivares), ex nuera de Alfredo Arango, secretario de Salud, quien estuvo preso por presuntos malos manejos, ahora en libertad.

Alvarado es la Coordinadora de Comercio Exterior y Proyectos Internacionales, quien cerró su cuenta en redes sociales, aunque aparece siempre presumiendo sus viajes.

Ella es la que asegura manejar las palabras del rector, pues se encarga de su línea discursiva. Cree ser la favorita.

Norma Castorena es otra de las sobrinas del Tío Poncho. Presume siempre fotos en actos con el rector y formó parte del movimiento universitario de Esparza.

Ambos, comentan en la BUAP, se fueron recientemente a Europa a estrechar lazos institucionales con el viejo continente.

Por supuesto, no puede faltar Susana Hernández, a quien el rector presenta como su sobrina y tiene a su cargo la Dirección Administrativa de Servicios Universitarios, instancia que opera la seguridad en los campus de la BUAP, todo un desastre que ya documenté.

Además, la señora Hernández ahora usa la DASU para levantar video de las marchas en contra del gobernador. Hágame el favor. Pronto saldrán otros temas escabrosos de este personaje.

Y cierra el círculo Guadalupe Aguilar, su particular adjunta. Experta en nudos de corbata.

Ellas son quienes controlan la universidad, hoy sometida al gobierno de Rafael Moreno Valle.

Pareciera que Esparza no sólo ya se olvidó de la reelección, sino de ejercer la función de rector, pues las decisiones están en Las Sobrinas del Tío Poncho.

Algún encanto tendrán, pero sólo lo sabe Esparza, porque la BUAP es hoy una olla exprés.

Aclaraciones que nada aclaran

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