Los encargados no saben qué pasó con los periódicos que datan de los siglos XIX y XX.
La respuesta al público que pregunta por ellos es simplemente que un día se los llevaron.
Nada más.
Lo mismo sucede con la hemeroteca del diario más vendido en la ciudad: El Sol de Puebla.
Las razones de los encargados son prácticamente idénticas.
La orden fue retirar las ediciones anteriores sin mayor explicación.
Lo de menos era inventarse un proceso de digitalización, modernización o lo que fuera.
Ni eso siquiera.
La tercera opción que teníamos los poblanos para revisar el archivo periodístico local era la hemeroteca de El Heraldo de Puebla, la cual fue confiscada por el gobierno estatal cuando recuperó El Mesón del Cristo, inmueble que le había sido otorgado en comodato a los antiguos dueños del medio.
En resumen: hoy es imposible tener acceso físico a diarios poblanos cuyo formato no ha sido modernizado y por lo tanto no hay manera de poder consultar por internet.
La coincidencia en tiempos resulta por lo menos sospechosa.
¿Quién podría estar interesado en borrar o alterar el archivo periodístico local?
¿Qué tipo de historias, hechos o coyunturas se pretenden condenar al olvido?
¿Qué analogías se pretenden evitar?
¿Quién tiene el poder absoluto para hacerlo?
Cuándo el sexenio termine, ¿recuperaremos la memoria?