El tema trascendió a medios nacionales que vieron los peligros de la tristemente célebre Ley Bala.
Y así empezó la polémica.
Surgieron los primeros calificativos a la iniciativa: “criminal”, “autoritaria”, “inconstitucional” y demás.
Fueron minimizados.
Las comisiones unidas de seguridad pública y derechos humanos le dieron forma.
Una vez analizada y votada, vino la revelación divina, la epifanía.
La polémica subía de tono, se salía de control y empezaba a afectar seriamente la imagen del presidenciable gobernador de Puebla.
Fue entonces cuando vino la contraorden: rasurar la iniciativa y eliminar las partes sujetas al escarnio.
Porque YO lo quiero.
Porque YO lo mando.
Porque YO así lo ordeno.
El problema es que los sumisos legisladores habían dispensado la lectura de la iniciativa aprobada en comisiones lo que eliminaba su discusión en el pleno.
De esta manera fue votada .
De acuerdo a la ley Orgánica del legislativo, al dispensarse la lectura los diputados votaron el dictamen aprobado en comisiones, lo que obligaba a su publicación tal cual en el Periódico Oficial del estado.
No se dio así.
Los puntos polémicos de la ley fueron rasurados unilateralmente por el ejecutivo, violando todos los protocolos que norman la vida legislativa estatal.
¿Y qué dijeron nuestros valientes diputados?
Sí, señor, no se preocupe.
Porque USTED lo quiere.
Porque USTED lo manda.
Porque USTED así lo ordena.
Ni una sola voz denunció la intervención artera de un poder en teoría independiente.
Y así fue como se dio la justificación legal a la barbarie, al abuso sin control y a la represión, con el lamentable deceso de un niño que no tenía que morir.
Hoy, ante el escándalo, hay que darle marcha atrás a toda esta cadena de aberraciones.
Porque YO lo quiero.
Porque YO lo mando.
Porque YO así lo ordeno.
Y porque ante el estrepitoso fracaso de la estrategia de control de daños y manejo de crisis, la imagen de pulcritud y buen gobierno, están por los suelos.
