Presumía derecho de picaporte en todos los partidos, liderazgos nacionales, gobernadores y hasta en el círculo cercano presidencial.
“Peña Nieto manejaba los archivos de mi oficina cuando yo era subsecretario de Gobernación en el sexenio de Ernesto Zedillo”, contó una vez en un privado de lo que era el hotel Fiesta Americana de La Vista Country Club en marzo del 2011.
Los reacomodos del grupo gobernante lo situaron en la cartera de la Secretaría General de Gobierno, tras ocupar la SEP.
En lugar de fortalecerse se empezó a debilitar.
Ha sido víctima de la dipsomanía, se comenta en su círculo más cercano.
Otros personajes del grupo empezaron a rebasarlo en términos de las relaciones nacionales del poder: Eukid Castañón y Roberto Moya.
Hoy, el mandatario consulta en lo político a Eukid Castañón, y en lo financiero a Roberto Moya, secretario de Finanzas.
Y hasta en temas de inseguridad a otros, como Facundo Rosas.
Precisamente después de la putiza del grupo de Moreno Valle en la reelección de Gustavo Madero al equipo de Ernesto Cordero, los bonos de Castañón se cotizaron alto. Hoy, Eukid forma parte de la burbuja maderista y será quien dirija al ejército electoral 2015.
Del otro lado, Roberto Moya consigue fondos, habla con secretarios peñistas del gabinete financiero, económico y de desarrollo social.
Y Maldonado eclipsado. Incluso, se comentó hace semanas que su renuncia a la Secretaría General de Gobierno estaba lista. La versión de su salida se avivó cuando el grupo de Miguel Ángel Osorio Chong filtró que había ido a visitar a Elba Esther Gordillo a la cárcel.
De pronto, empezó a moverse en términos más mediáticos que reales. Vincular al gobernador con las logias masónicas, aceptar la posición de Moreno Valle en el PRD, por la vía de su afiliación.
Con sus contactos en Movimiento Ciudadano, a Maldonado se le liga abrir espacios para que Rafael Ochoa, ex líder del SNTE y vinculado a la maestra Elba Esther Gordillo, fuera designado coordinador de trabajadores y productores del ex partido naranja.
Su último acto de audacia fue aprovechar su posición de presidente del Comité Rector del Día del Abogado para entregarle al presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos, un busto de Adolfo López Mateos.
Todo para demostrarle a Moreno Valle que él y nadie más sigue siendo el personaje clave en el posicionamiento de su causa en el contexto nacional.
El problema es que en su cruzada por reconquistar el corazón de su jefe ha empezado a golpear políticamente y enfrentar a quienes considera ya como enemigos internos.
Y es que Maldonado había sido relevado de la operación electoral del PRD en Puebla y desde su equipo cercano salieron las filtraciones para exhibir compra masiva de afiliaciones en el partido.
Cuando reviente este tema, ¿saldrá a decir te dije gobernador que se hicieron mal las cosas?
En el gabinete es un secretario más.
En temas políticos, la operación no recae en él, sino en el diputado Eukid Castañón, quien es la voz del grupo gobernante en el Congreso y además interlocutor con priistas y tiene ya hasta oficina en el CEN del PAN.
En su afán por ajustar cuentas y asumir lo que no ha sido: jefe del gabinete, Maldonado trae también pleito con Roberto Moya, quien empezó a presionar sus intereses en la SEP y algunos proyectos.
Moya le gana en posiciones administrativas. Una de ellas es la del encargado de despacho del Soapap. La otra, quiere absorber direcciones que manejan el dinero en la SEP, ahora que la injerencia federal seca las fuentes de ingresos locales.
Además, le quita a Maldonado y a su equipo el control del Museo Internacional Barroco y exhibe las irregularidades en la licitación para repetir el procedimiento y que sea Finanzas la que resuelva en función de los propósitos para que los que vino Moya a Puebla: facilitar los negocios de los grupos nacionales que financiarán el proyecto 2018.
Ahora entró en conflicto con el secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas, a quien le mandó el mensaje de que está próxima la transformación de la dependencia en una subsecretaría de la SGG.
Maldonado ha estado rebasado en la llamada Ley Bala, la madriza en Chalchihuapan y la infame protección civil ante inundaciones en el estado.
Aparece como candil de la calle, oscuridad de la casa.
La peor mamada del sexenio salió de él, vía conferencia de prensa: los inconformes de Chalchihuapan usaron piedras de gran calibre y se agredieron solos.
Su nula operación política metió en el descrédito a su jefe para quien la imagen nacional e internacional es todo.
Nunca atendió a los inconformes y ahí están las consecuencias de su omisión.
Lo dicho, un dipsómano anda suelto en Puebla y en el gabinete de Moreno Valle.