La compra de conciencias, el reparto de prebendas a cambio de votos y la descarada cargada del gobierno municipal a favor de los candidatos “oficiales” se hizo sin el menor recato.
Un auténtico cochinero que el aparato propagandístico oficial ya trabaja en disfrazar de épica victoria política.
Con el sello de la casa.
Sin embargo, más allá de la borrachera triunfalista producto de la jornada de ayer, en la oficina principal de Palacio Municipal existe una auténtica preocupación por la absoluta ausencia de operadores políticos propios, que en los hechos resulten eficaces.
Para Guillermo Aréchiga, el domingo fue un día aciago.
Los peores pronósticos se cumplieron en demarcaciones de suma importancia para la gobernabilidad del municipio como San Miguel Canoa, La Resurrección, San Sebastián de Aparicio y Santa María Xonacatepec.
A pesar de que los focos rojos en estas demarcaciones se habían prendido desde hace semanas, la nula capacidad de acción de la Secretaría de Gobernación municipal polarizó de tal manera que la elección tuvo que ser cancelada.
“Ya se esperaba” —se atrevieron a justificar algunos.
“Son provocadores priistas” —matizaron los otros.
Precisamente esa era la tarea de Aréchiga, adelantarse a los escenarios y minimizar el actuar de esos malosos desestabilizadores que ayer fueron señalados, utilizando las artes de la auténtica política como arma principal.
Ni una ni la otra.
Si hubiera algo de decoro, su renuncia tendría que adornar hoy mismo el escritorio del presidente municipal.
Aréchiga había ya dado muestras concretas de su ineptitud como encargado de la gobernabilidad en la capital.
Su falta de oficio expuso al alcalde Gali en su primera gira de trabajo, cuando habitantes de Canoa lo encararon y protestaron por la complicada realidad que se vive en esta junta auxiliar.
La situación fue de tal gravedad, que el munícipe tuvo que ser retirado de inmediato del lugar.
Penoso.
Es evidente que, tal y como sucede con el gobierno estatal, el actual ayuntamiento de Puebla intentará mantener el control absoluto de cualquier instancia que esté dentro de su ámbito de competencia.
Las juntas auxiliares, desde el punto de vista electoral y de gobernabilidad, resultan por demás fundamentales.
Sin embargo, después de lo sucedido ayer, todo parece indicar que estas demarcaciones, lejos de ser áreas de absoluto control para el alcalde, serán un auténtico dolor de cabeza durante toda la administración.