Después del triunfo en el 2010 ante el marinismo, se promovía para quedar como secretario del Transporte.
Le dijeron que no, que la Contraloría lo esperaba. Se indignó y se quedó sin formar parte del histórico gabinetazo de Moreno Valle.
Quedó congelado unos meses hasta reaparecer como presidente del Instituto de Administración Pública del Estado de Puebla.
A finales del 2011 fue enviado como representante de los intereses de Felipe Calderón, vía Rafael Moreno Valle, para respaldar con recursos la campaña de Cocoa Calderón a la gubernatura frente al priista Fausto Vallejo.
Aunque la Cocoa perdió por décimas, Castañón logró que en el siguiente año se le pusiera como quinto en la lista de candidatos a diputados plurinominales en el 2012.
La contracampaña morenovallista hacia Josefina Vázquez Mota provocó que ésta arrastrara la votación panista a sus peores niveles históricos.
Eukid Castañón tampoco llegó a la cámara de diputados federal.
Al arrancar el 2013 fue nombrado subsecretario de Gobierno. Eran los tiempos de que operaba para Fernando Manzanilla.
De Casa Puebla le dijeron que sólo tenía un jefe y que no era Manzanilla. Creyó que a la salida de éste de la SGG se convertiría en titular de despacho.
Ya se daba por un hecho que sería el secretario, así lo hicieron saber sus columnas a modo, pero se le atravesó la urgente necesidad de Moreno Valle de quedar bien con Enrique Peña Nieto y sumarse a su Pacto por México que optó por la mano blanda de Luis Maldonado.
Otra vez quedó fuera de la jugada.
Pateando latas en Casa Aguayo salió para dirigirse al Instituto de Administración Pública desde donde empezó a construir las alianzas y candidaturas comunes de su jefe Moreno Valle.
Rompió con Manzanilla, al grado de que intentó hacer una carambola de tres bandas y colarse como suplente del 02 en la plurinominal local.
Su operación electoral con la aplastante derrota del PRI, le valió ser nombrado, una semana después de la elección, como contralor del estado y ponerse como el único operador del gobernador.
Como contralor no le importó pelearse con todo el gabinete, además de que se dio tiempo para imponer su política de terrorismo político sobre alcaldes, la BUAP y medios de comunicación.
Manzanilla renuncia y cree que puede quedar en su lugar, pedir licencia y volver a la Contraloría, pero se le atravesó Juan Carlos Mondragón y amigos.
Un juicio en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo tiene atado a una curul que nunca quiso. Será el caso de que ganando, pierda.
Y es que se impondrá en el pleito legal, pero no podrá dejar la diputación porque el Trife respetará la lista de la coalición y no la posición partidista. Si solicita licencia cedería el lugar a Mondragón. Es decir, tanto para nada.
En el gabinete ruegan a Dios que no regrese, en el Congreso, el grupo de Aguilar Chedraui le pide al mismo señor que se vaya.
Eso sí, Eukid ya tiene su nuevo proyecto. Espera las variables, tiene dinero, nuevo medio de comunicación y relaciones de poder para jugarla.
Sí, quiere ser gobernador siempre que, como todo parece indicar, Cabalán Macari no cuaje para el 2016.
También sabe que Cabalán no dará el estirón político por más que lo lleve a giras el gobernador. El carisma no se transfiere.
Y del grupo cercano a Moreno Valle no se ve otra opción poblana que garantice la transición al maximato.