23-11-2024 01:23:54 AM

100 millones costó la negligencia en Catastro

tempestad11

Sin embargo, el penoso paso de Pagés por el servicio público poblano nos costó a los contribuyentes cerca de cien millones de pesos, que en los hechos fueron tirados a la basura al ser invertidos en un proyecto que al final resultó un rotundo fracaso.

Sí, ni modernización, ni bursatilización.

Documentos oficiales aquí publicados comprueban que el IRCEP recibió, de 2011 a 2013, $32,834,851.96 directos de la Federación, como parte del Programa de Modernización y Vinculación de los Registros Públicos de la Propiedad y del Catastro (PEM), mas una ampliación presupuestal de $12,129,524.66, adicionales.

Documento 1

Documento 2

Además, el gobierno estatal invirtió en la supuesta modernización del Instituto recursos por el orden de los $54,254,389.39 como parte del Programa Estatal de Modernización Catastral (PEC).

En total, $99,218,766.01, para nada.

¿Quién responde por este dinero?

Y es que, en esta historia, la realidad contrasta con el discurso.

Sin duda, el dinero público que se ha destinado para este fin no ha servido en los hechos para absolutamente nada.

Y es que, si realmente se utilizaron los recursos para lo que fueron presupuestados, no se entiende por qué la operación diaria del IRCEP no responde a la creciente demanda inmobiliaria en el Estado.

Al contrario, las fallas son cada vez más constantes en los sistemas del Instituto. Usuarios afectados pierden muchísimo tiempo gestionando cualquier trámite; ejemplo de ello, es el nuevo sistema de pagos que se lanzó el año pasado.

Por absurdo que parezca, el anterior sistema, el que parcialmente se desechó era mejor, más rápido y más eficiente.

El nuevo, por sus constantes fallas, jamás ha dado un servicio continuo.

Es más, el pasado 8 de agosto colapsó totalmente, paralizando la actividad mobiliaria del estado.

Una vez derogado el impuesto sobre tenencia vehicular, el IRCEP se ha convertido en la principal fuente de ingresos por concepto de recaudación para el gobierno estatal.

Imagínese el costo de tan monumental la ineficiencia.

Este nuevo sistema recaudatorio solo cuenta con la mitad de los servicios o conceptos contemplados en la ley de ingresos 2013, por lo que para dar el servicio completo a los ciudadanos es necesario el uso de ambos sistemas.

De esta manera, la mitad de los servicios se concentran en uno y la otra mitad en el otro.

Todo un ejemplo de modernidad.

Lo más aberrante del caso es que, en los últimos meses de la administración pasada se instauró un nuevo sistema, el que hoy se considera como “viejo” y que en la práctica operaba sin ningún problema.

¿Qué intereses habría en el cambio de tecnología?

Llama la atención que el nuevo sistema lo vendiera la misma empresa que utilizó Alejandro Pagés para “modernizar” el Instituto de la Función Registral del Estado de México, cuando era su director, con iguales o perores resultados.

El saldo fatal: una débil estructura tecnológica, desorganización en ya dos años de una “experta dirección”, lo único que se tiene en los hechos es un sistema recaudatorio ineficiente, tardío y que no es funcional.

En lo que se refiere al catastro, la realidad no es diferente.

Los programas tienen cerca de dos décadas de antigüedad y los padrones, en los hechos, no están actualizados.

En algunos casos, ni siquiera constituidos.

Cuando se solicita un avalúo, el tiempo promedio de espera para ser atendidos es de seis meses, con el pretexto de que es necesaria la inspección física del predio.

Si se quiere hacer más eficiente el proceso, sólo hay que pagar una lana por fuera y rápidamente se obtienen avalúos de escritorio con los montos que al interesado le convengan.

Penoso.

Debería ser prioritario para un gobierno “tecnológico” asegurar una de sus principales fuentes de ingresos, lo cual no ha sucedido a lo largo de los dos años de la creación del Instituto, pues lejos de facilitar el acceso a más y mejores servicios registrales y catastrales con herramientas tecnológicas de vanguardia, su sello característico ha sido la corrupción, la improvisación y la falta de planeación.

Contraste la realidad con la presentación que Pagés se atrevió a poner a consideración de sus superiores para “justificar” su penoso desempeño: http://slidesha.re/1fa4mck

latempestad


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