Al día siguiente vuelve el chico y le pregunta al vendedor:
-Señor, ¿Tiene cigarrillos de colores?-
No joven, ya te dije que no tengo-
Esa misma noche, el dependiente toma un paquete de cada marca, saca los cigarros y los pinta de varios colores.
Al otro día el chico vuelve a la tienda y le dice al vendedor:
-Señor, señor, ¿Tiene cigarrillos de colores?-
-Seguro que sí, chavo… ya tengo cigarros de colores… ¿Qué color queres?-
Y el muchacho, sonriendo le contesta:
-¡Blanco, señor!-