Este escenario le ha valido construir una relación que no tenía con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien por su respaldo público a todas y cada una de sus reformas, lo ha cobijado con la fracción del PRI en el Congreso del Estado para dar aire a sus cambios legislativos e inyectado un presupuesto histórico para el 2014.
Todavía faltan dos reformas importantes por aprobarse: la política y la energética, donde en la primera el PAN lleva mano y en la segunda el PRD pone el pie.
En el caso del PRD, con la dirigencia de Jesús Zambrano existen acuerdos sólidos que se reflejan en la interlocución con el líder senatorial, Luis Miguel Barbosa. Antes de la aparición de Cuauhtémoc Cárdenas, iba en caballo de hacienda Carlos Navarrete, quien incluso renunció a su privilegiada posición en el gabinete de Miguel Mancera.
Sin embargo, la más amplia posibilidad de reforma a los estatutos del PRD que permitirían la elección de quienes ya fueron dirigentes del partido mueve el tablero de su ajedrez.
Reaccionó a bote pronto, Moreno Valle recibió en Casa Puebla a Cárdenas, aprovechando una visita del líder perredista a Puebla. De lo acordado y sus términos, solo ambos lo saben, pero lo cierto es que Cuauhtémoc fue claro en advertir que sería muy grave que el gobernador privatizara el servicio de agua potable.
Cárdenas modificará la relación del partido frente al poder. De hecho, abandera la causa contra la reforma energética y, por ende, Los Chuchos dejarían de ser útiles para el mandatario poblano.
Respecto al PAN, la nueva correlación de fuerzas que suma los intereses de Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva contra Gustavo Madero también dejan abierta la opción: pueden ganar.
Aquí si existen dos poblanos cercanos a esos intereses: Eduardo Rivera con Vázquez Mota y Fernando Manzanilla con Juan Manuel Oliva, lo que aún no veo es quién pueda ser un interlocutor con Cárdenas.
@AleMondras