Lo espera su mujer en la puerta, está borracho y con manchas de lápiz labial.
La doña, enfurecida, le grita:
-¡Rogarcianoooo… Supongo que hay una razón para que llegues a las seis de la mañana!-
-¡A huevooo…. – contesta él – el desayunoooo…. Hazme unos chilaquileees….!