Al sostener que el PRI en Puebla además de cambiar de dirigente también debe cambiar de estrategia y de actitud, el diputado Edgar Salomón Escorza avaló la nominación de Blanca Alcalá en sustitución de Pablo Fernández del Campo, quien no se interesó por la militancia del interior del estado.
“Su actual cargo la fortalece mucho porque le permite la entrada al gobierno federal y al Comité Ejecutivo Nacional de manera inmediata además conoce el estado y esa fue una de las principales debilidades de Pablo Fernández ya que no conocía el estado ni a los actores políticos del interior (…) Blanca ha sido secretaria general del PRI, ha ganado una elección estatal, ha sido presidenta municipal de Puebla y entiende bien la visión del partido”, refirió.
Sin embargo, el ex presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado advirtió que una de las principales condiciones para la nueva dirigencia será la de anteponer los intereses partidistas a sus aspiraciones personales toda vez que el Comité Directivo Estatal no debe ser usado como trampolín político para buscar la próxima gubernatura.
“Tendría que entender que primero está el partido y luego sus aspiraciones, yo creo que bajo esa tesis, donde ella entienda que primero tiene que privilegiar el interés del partido y posteriormente su proyecto, que es natural porque es una fuerte aspirante, sería una buena presidenta sobre todo por la investidura que ostenta”, enfatizó.
El legislador insistió en que el Revolucionario Institucional necesita un cambio de estrategia para enfrentar con éxito los futuros procesos electorales. “Creo que los cambios son buenos, siempre y cuando no solamente sea uno de persona, sino de modelo y estrategia porque puede llegar alguien con una misma visión de hacer política y eso no funciona”.
En ese sentido refirió que en la elección local de este año el PRI no entendió la importancia de las coaliciones toda vez que no buscó sumar a otros institutos políticos –por pequeños que fueran- para ampliar la oferta que presentaría el 7 de julio y tampoco dio importancia a la participación de la militancia.
“El PRI es un partido que esta acostumbrado a tener un líder, que perdimos cuando perdimos la gubernatura en 2010, entonces el rabaño no tiene pastor por lo tanto se necesita de alguien que tenga investidura para que ordene las cosas y a las fuerzas políticas al interior que, dicho sea de paso, están muy desordenadas”.
