– Sí es que hay que ver lo que es la edad – dice el primero- Tengo 70 años, y todos los días a las 7 en punto me levanto con unas ganas horribles de mear, pero no hay forma, me paso el día entero queriendo mear pero no puedo-.
– Pues eso no es nada -dice el segundo- A mis ochenta años, me levanto a las 8 y lo primero que hago es irme a cagar, pero nada, que no hay manera y así me paso el día entero-.
– Lo mío es peor – dice el tercero- Con mis noventa años, yo meo todos los días a las 7 y cago a las ocho; luego, a las nueve, me despierto-.