-Pero niña, ¿qué haces bañando al gato?, ¿No sabes que así se puede morir?-
Y la niña le contesta:
-¡No se muere el gato, es muy fuerte!-
Se va la señora, y una hora después pasa de nuevo por el lado de la niña, la ve llorando, por lo que le pregunta:
-¿Por qué lloras?-
-Porque se me ha muerto el gato.-
Y le dice la señora:
-“¿No te dije que se podía morir?-
“¡Pero no ha sido al bañarlo, ha sido al exprimirlo!.-