Él muere, y al poco tiempo después ella también va parar el cielo…
En el cielo, ella encuentra al marido y corre hasta donde él y le dice:
– ¡Queriiidoooooo! ¡Qué bueno encontrarte!
Y él responde:
– Ah, no… no me chingues… ¡No me vengas con chingaderas!… El trato fue: “HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE”-