El inglés sin brazos, el griego sin piernas, y el español sin brazos ni piernas.
Dan la salida y el español se hunde. Pasa un minuto y no sale por lo que los ayudantes se avientan al agua para sacarlo.
Una vez afuera, respolando, el español comienza a gritar:
¡Joder, un año entrenando con las orejas, y estos culeros me ponen gorro!