Todas aplaudieron y le echaron porras:
-¡Ehhhh bravo, bravo así se habla!-.
Luego, la francesa les dice:
-Un día Llegue a mi casa y le dije a mi esposo: ¡Pierre! Bastardo inútil, a partir de ahora tú friegas el piso; al primer día no vi nada, al segundo tampoco,… pero al tercer día Pierre limpió los pisos.’
Las mujeres, extasiadas, le gritaron:
-¡ Ehhhhhhhh bravo, bravo Ehhhhhhhhh! –
Entonces, la mexicana con dificultades se levanta, pide la palabra y les dice con voz trémula:
-No, pues yo llegué un día a mi casa y le dije mi marido: ¡PANCHO!, huevón hijo de tu pinche madre, a partir de hoy tu te preparas tus chilaquiles y tus huevos a la mexicana y tus sopecitos y me vale a que hora llegues!… Al primer día no vi nada… al segundo día tampoco….
¡PERO AL TERCER DÍA COMO QUE YA EMPECÉ A VER UN POQUITO CON EL OJO IZQUIERDO…!