Cada vez que él llegaba tenía que recibirlo yo. La señora se molestaba mucho verlo tomado.
La patrona no soportaba su aliento, decía que ese aroma le recordaba a su papá. Así que ella se iba con su hermana a dormir junto con los niños todos los viernes.
A mí me dejaba al cuidado del patrón. Me tocaba abrir la puerta del estacionamiento, luego darle de cenar y llevarlo hasta su cama para acostarlo.
Me quedaba esperando en la sala y ahí sonaba el claxon para que le abriera.
Esa madrugada hice lo mismo de siempre. Aunque debo confesar que esa noche, el patrón venía con unas copas de más Así que cuando fui por él a su coche para llevarlo a la cocina y que cenara, me abrazó y les puedo jurar que rozó mi boca con la suya. Primero sentí raro, me apenó todita. Mientras le preparaba su cena, comenzó a decirme hartas coas. Que yo era linda, que le gustaba mi cuerpo, que si tenía novio. Yo dejaba que hablara sin contestar nada.
Justo cuando iba yo a servir la cena. El patrón se acercó a mí por la espalda y me tomó de los senos apretándolos. Traté de quitarme pero no me dejó. Levantó mi falda y comenzó a masajearme mis nalgas. Bajó mis pantaletas hasta la mitad de mis piernas y comenzó a meter sus dedos en mi vagina. Yo estaba mojada. Traté de quitarme pero me estaba gustando. También por mi mente pasó la patrona, pero sabía que no estaba. El patrón metía sus dedos de manera que me gustaba. Besaba mi cuello, y con la otra mano, estrujaba mis senos. Yo mojé la mano del patrón, me excitaba mucho esa forma de tocarme y de besarme.
Luego me dio vuelta hacia él y comenzó a besarme, mientras seguía con una mano adentro de mi vagina. Jugaba con sus dedos dentro de mí. Mientras yo me empapaba, desabrochó mi blusa y mis senos quedaron al aire. Ahí los besó desesperadamente.
Por un momento tuve miedo de pensar que la señora pudiera regresar, pero comprendí que eso no sucedería, así que me tomó de las nalgas y me llevo cargada hasta la mesa. Ahí, me sentó y me abrió las piernas, sus dedos no dejaban de tocarme y sus labios los tenía prendidos a mis senos.
Sacó su polla y me la dejó ir muy adentro. Mis quejidos se ahogaban dentro de mí.
Su polla estaba dura y enorme, así que hizo que entrara en mi boca. Al principio me ahogaba pero ya después poco a poco me la fui tragando. Con sus dos manos halaba mi cabeza hacia su polla. Sus pantalones habían caído al piso. No sé cuánto tiempo hizo que me la tragara. Tardó mucho tiempo para lanzarme en la cara su leche. Yo la dejé que escurriera sobre mis senos.
Lo vi disfrutar esa noche.
Me vi con su polla bien adentro.
Jamás hubiese imaginado que el patrón me haría el amor de esa manera.
Desde esa noche, disfruto de su polla.
Todos los viernes él disfruta de mis líquidos.