-Oye, Armando, pero es que… ten consideración de tu esposa-
.Pues sí, hermano…-contesta el hombre- Pero qué quieres que haga si Dios es el que nos manda esta lluvia de hijos-
-Probablemente, -responde su señora que está sentada en a un lado- Pero tú nunca te quieres poner el impermeable…-