19-05-2024 06:24:29 AM

La jefa, es la jefa

Un día, Federico invita a su madre a cenar una noche a su departamento de soltero.

Durante la cena la madre no pudo quitar su atención en lo hermosa que era Alejandra, la compañera de apartamento de su hijo.

Durante mucho tiempo ella había tenido sospechas de que su  hijo tenía relación con Alejandra y al verla, la sospecha no pudo sino acrecentarse.

En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que  los dos se comportaban, se preguntó si estarían acostándose.

Leyendo a su madre el pensamiento Federico le dijo:

-Mamá, se lo que estás pensando, pero te aseguro que Alejandra y yo solo somos compañeros de apartamento-.

Aproximadamente una semana después, Alejandra le comentó a Federico que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharón grande de plata para servir las salsas.

Federico contestó que, conociendo a su madre, dudaba que ella se lo hubiese llevado pero que le escribiría una nota y que la dejaría en un lugar visible en la  casa de su madre… en la puerta del refrigerador.

Así que se sentó y escribió:

“Querida Mamá, no estoy diciendo que tu tomaste el cucharón de plata de servir salsas pero  tampoco estoy diciendo que no lo hicieras, pero el hecho es que este ha desaparecido desde que tu viniste a  cenar a mi departamento. Con todo cariño Federico”.

Unos días más tarde, sobre su escritorio Federico  encontró una nota de su madre que decía:

“Querido hijo, no estoy diciendo que te acuestes con Alejandra o  que no te acuestes con Alejandra, pero el hecho es que si Alejandra  se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir salsas, que yo puse bajo sus  sabanas. Con todo cariño, Tu Mamá”.

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