Tu oreja es mía, eres presa de mis susurros.
Acércate más mi amor esto no es un sueño.
Siente mis manos en tu cuerpo yo soy un turro.
De tu delicioso cuerpo yo soy tu dueño.
—–
Y mis manos aferran tu sinuosa cintura.
Tan deliciosos tus labios como su textura.
Me hacen perder en el mar de tu boca.
Eres mi loquita y como tú las hay pocas.
—–
Déjame besar tu cuello por sobre la ropa.
Demostrarte mi pasión a quemarropa.
Y romper tu camisa sin delicadezas.
Para rozar tus pechos de sabor cereza.
—–
Me tomo un segundo para contemplarte.
Tu cuerpo esculpido es todo un arte.
La luz en tu rostro es tan cautivadora.
De mis pensamientos eres gobernadora.
—–
Cosita rica eres de lo más sabroso.
Con solo pensarlo me pongo ansioso.
Sentir que eres mía y te hago compañía.
Y marcar tu cuerpo antes que termine el día.
—–
Y aquí te tengo junto a mi deseoso de ti.
Tu cuerpo ya está caliente de tanto sentir.
Las caricias que te di surten su efecto.
No solo en ti sino en mi miembro erecto.
—–
Mírame pues no te voy a pedir permiso.
Siente dentro de ti al invasor escurridizo.
Deja escapar el gemido hacia mis oídos.
Mientras muerdo tu cuello con mis caninos.
—–
Pasión clandestina es la que nos rodea.
Tu cuerpo es victima de todas mis odiseas.
Dentro de ti el calor se vuelve sofocante.
Quisiera estar así toda mi vida restante.
—–
Los minutos pasan como el sudor nuestro.
Mientras me pides más y yo te lo demuestro.
Nuestras miradas insistentes se cruzan.
La razón de mis pasiones son las que te acusan.
—–
Y desde mi miembro una vez más te siento llegar.
Sí, soy el mejor hombre no te lo puedes callar.
Ya sé que estas tocando el cielo con las manos.
Yo toco cada parte de tu cuerpo como un artesano.
—–
Ahora me queda completar la faena con mis caricias.
Es así como agradezco tu cuerpo que me propicias.
Te voy a dejar descansar y recuperar el aliento.
Ya que no siento todavía ningún agotamiento.
