¿Exactamente cuando comenzó esto? Ni yo mismo lo sé.
Me encantaba mirarte de reojo, tus labios, tus ojos… Todo me llamaba, era como una fuerza invisible que me empujaba a abrazarte, tener tu cara frente a la mía, y demostrarte la locura que me embriagaba ya desde hace unos meses.
Tú, la chica linda, la atrevida que no le importa nada con tal de ganar. Yo, el tarado que te sigue a dónde vas sin que te des cuenta.
Sí, yo era ese admirador secreto, aquel que dejaba rosas en tu casillero.. aquel que escribía cartas para alegrarte un día lluvioso… era yo..
¿Porqué pensaste que era él? Verte sonreírle, dedicarle una mirada, tomarlo de la mano, era un infierno, ¿no lo entiendes? Tendrás que entenderlo.. lo harás..
Te espero al final de las clases. Vas con tus amigas, y yo te detengo. Noto resentimiento en tu mirada, no me importa, me escucharás a regañadientes accedes, y caminamos hacia el estacionamiento…
-¿Exactamente a dónde vamos, de qué demonios quieres hablar?-voltea hacia mí, irritada.
-¿Somos amigos?-le pregunté en tono picarón al ver sus mejillas sonrojadas..
– ¿Parezco tu amiga? Ya me voy-.
-Necesitamos hablar-dije en tono serio y autoritario a la vez.
Me miró como si estuviera loco –¿Y de qué? Oye me esperan y…-
-¿Te espera el idiota ese?-
-¡Es mi novio, respétame!-
-¡Deja de pelear, vamos, no te quito ni 20 minutos, ¿sí?-
-¡20 minutos!, y contando-.
Adoro tu faceta de niña, conduzco un poco distraído, tu cabello ondea gracias a la brisa que acaricia tu cara y de repente, me dedicas una sonrisa, una radiante sonrisa, ¿Porqué?
———-
-¿Quieres jugo?-
-No gracias, y rápido lo que querías decirme, solo quedan 5 minutos-
-Porque te gusta él?
-¿qué?
-Sólo contéstame-.
-Bueno, él siempre me ha querido secretamente, sabes? El me escribía cartas muy lindas, además dejaba una rosa en mi casillero, es todo un caballero, me ama…-
-Él dijo eso?-
-Bueno, no, pero es obvio ¿no? Alguien que haga algo tan molesto por una chica es por algo…-
-Nunca ha sido una molestia-.
Y sin más me acerqué a ella. Noté como su respiración paraba por un instante mientras asimilaba que su mejor amigo se le insinuaba.
No quería esperar, acerqué mis labios a su oreja y le susurré
–Tal vez no sepas quién soy, pero la vida me puso junto a tí, por favor búscame, te esperaré lo que haga falta…-
Y de sus mejillas noté bajar una lagrima, la cual no dejé terminar su recorrido, y coloqué entre mis labios.
Sus ojos cerrados, sus manos sujetando mi camisa, y su cabeza en mi pecho.
-Eres perfecta- y sin más, la besé.
Subimos a mi habitación, y la dejé en la cama lo más delicado que pude…
Comencé a besar sus labios, que me devolvían el beso con ganas de más.
Acaricié su cabello, besé su cuello, y notaba suspiros que me volvían loco, quería hacerla sentir todo lo que ella estaba provocando en mí, quería oírla gritar mi nombre mientras hacíamos el amor, quería hacerla mía… mía…