-Además, prometo que dejaré las malas amistades y el vicio-.
– Y también, te prometo que jamás en mi vida me volveré a emborrachar-.
-Ah, y dejo de acostarme con mi secretaria, que además está casada!-
En ese momento, milagrosamente, aparece un sitio libre, el hombre se estaciona y dice:
-“No te preocupes, Señor, que ya encontré uno, pero gracias de todos modos”-