¿Cómo funcionan las emociones?, ¿es posible ser consciente de éstas? A dichas interrogantes pretenden responder los estudios desarrollados en el Laboratorio de Neuromodulación del Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, cuyo responsable el Doctor Jorge Luis Valente Flores Hernández, fue galardonado con el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2010.
En la actualidad, este laboratorio tiene como una de sus líneas de investigación comprender la acción de neuromoduladores como la dopamina, serotonina y noradrenalina, responsables de las principales emociones. Desentrañar sus mecanismos de acción ayudaría a comprenderlas; a entender y prevenir las adicciones a ciertos fármacos y sustancias prohibidas, y en el futuro, quizá hasta controlar de forma consciente aquellas emociones que pueden provocar enfermedades graves como el cáncer.
En palabras del experto en investigación biomédica, el propósito es estudiar las bases neuroquímicas de los procesos emocionales:
“Se trata de una investigación básica, pues estamos estudiando cómo funcionan los procesos normales en el cerebro, y a partir de ahí, se abrirá el camino para hacer investigación aplicada, diseñar nuevos fármacos o nuevas técnicas que nos permitan acercarnos a este control del proceso emocional. Pensamos que si controlamos nuestras emociones tendremos la capacidad de controlar nuestras patologías, pero eso será más adelante”, enfatizó
La comprensión de los mecanismos básicos, prosiguió, ayudarán a obtener información sobre patologías como el Parkinson, la esquizofrenia, la depresión o la epilepsia, entre otras, al tener idea de la respuesta celular de los neuromoduladores y cómo actúan para generar el proceso emotivo.
Para entender lo anterior, en el Laboratorio de Neuromodulación se realizan estudios a nivel celular en modelos animales controlados. Para ello, se disocian neuronas de cerebros de ratas para estudiar la regulación de esas sustancias (dopamina, serotonina y noradrenalina), con el objetivo de entender cómo las moléculas regulan la actividad iónica, y por lo tanto, la excitabilidad celular que permite entender alteraciones como el Parkinson, la esquizofrenia o la depresión, explicó el científico.
Los neuromoduladores causantes de las emociones
La dopamina, serotonina y noradrenalina participan en la actividad cerebral y son neuromoduladores responsables de algunas de las principales emociones experimentadas por el ser humano.
La dopamina, por ejemplo, tiene varias funciones en el cerebro al regular el comportamiento, la cognición, la actividad motora, la motivación y la recompensa; controla la producción de leche, el sueño, el humor, la atención y el aprendizaje, así como las emociones y los sentimientos de placer.
Cuando este neuromodulador aparece al 50 por ciento en personas con enfermedad de Parkinson, produce rigidez muscular y falta de coordinación motora. En este padecimiento, las neuronas productoras de dopamina se degeneran lentamente. Por el contrario, la esquizofrenia se asocia con el aumento excesivo de dicha sustancia.
Por su parte, la serotonina participa en estados de ánimo como la tristeza y la depresión, tiene un papel importante en la inhibición del enfado, la agresión, la temperatura corporal, el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito. Estas inhibiciones están relacionadas directamente con síntomas de depresión. Particularmente, los antidepresivos se ocupan de modificar los niveles de serotonina en el individuo.
La serotonina regula el apetito mediante la saciedad, equilibra el deseo sexual, controla la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas. La serotonina también es necesaria para elaborar la melatonina (inductor del sueño), una proteína fabricada en el cerebro en la glándula pineal. Otra función importante de este neuromodulador es actuar como reloj interno del cuerpo, lo que a su vez, determina los ciclos del sueño y la vigilia.
La falta de serotonina puede provocar depresión, y su exceso, alucinaciones, es decir, estados alterados de la conciencia.
La noradrenalina proviene de la misma familia que la dopamina. Un alto nivel de secreción de noradrenalina aumenta el estado de vigilia, lo que incrementa el estado de alerta en el sujeto, facilitando la disponibilidad para actuar frente a un estímulo. Contrariamente, bajos niveles del neuromodulador, causan un aumento en la somnolencia, lo que puede originar depresión.
Fuera del cerebro, la noradrenalina juega un importante papel en el sistema nervioso simpático, el sistema que coordina la respuesta de “lucha o escape”. Los cambios de la actividad noradrenérgica pueden inducir cambios en varias funciones, incluidas la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la actividad gastrointestinal.
El control de las emociones evita enfermedades
Para el doctor en investigación biomédica, quien colaboró con Paul Greengard, ganador del Premio Nobel de Fisiología en el año 2000, comprender el comportamiento de los neuromoduladores resulta fundamental en dos casos: entender y prevenir las adicciones a ciertos fármacos y sustancias prohibidas y controlar conscientemente las emociones para evitar la aparición de enfermedades graves.
“Las personas dependientes de fármacos se vuelven adictas porque les genera una emoción. Los fármacos producen una gama de emociones como euforia, atención, menos dolor, placer y hasta alegría. Por lo tanto, si logramos entender el proceso de neuromodulación de los fármacos entenderemos las adicciones y las emociones que éstas desencadenan”, puntualiza y advierte al mismo tiempo:
“Y finalmente si entendemos el proceso emocional podemos empezar a separar conscientemente ese componente emocional de nuestras vidas. Podemos vivir una emoción, pero no anclarnos a ella. La complicación viene cuando nos anclamos a cierta emoción, en ese momento empezamos a generar enfermedades”.
Al respecto, se refirió a las evidencias científicas que hacen pensar en la íntima relación que existe entre emociones y el surgimiento de distintas patologías: “Ya sabemos que el estrés crónico desata padecimientos como el cáncer. Pero si entendemos que esas emociones son procesos neuroquímicos del cerebro podremos despertar nuestro estado de conciencia, y decir ‘yo no soy mis emociones’, para finalmente controlarlas”.
En este sentido, Flores Hernández habló del trabajo que su laboratorio realiza con la organización Psicología Creativa Internacional para comprender el comportamiento emocional humano, con la ayuda de estudios electroencefalográficos.
“El laboratorio buscó nuevas opciones para entender el proceso emocional, por ello elegimos los estudios electroencefalográficos, los cuales no son invasivos, y a la vez, nos permiten entender respuestas de la actividad cerebral humana a estímulos emocionales. Una vez que las personas pueden ejercer, a través de herramientas como la meditación, el control emocional observaremos cómo esto se traduce en estados de mejoramiento de vida. Todo ello encaminado a la autocuración”.
Por ello, Flores Hernández consideró que su investigación no sólo aporta a la comprensión de las emociones desde el punto de vista neuroquímico, sino también desde el ámbito humano.