La ideología, ese conjunto de parámetros rectores de cómo se enfrentan la vida y los problemas sociales de acuerdo a cada institución, no vale nada hoy en día: los diputados locales electos de la Coalición ‘Compromiso por Puebla’ formada por PAN, PRD, PANAL y Convergencia, se registraron todos como panistas, en función de darle poder a su fracción en la legislatura.
Ya todos se preguntan qué pasó con las rencillas anteriores, con la enemistad de años, con las diferencias entre izquierda y derecha, con los títulos de ‘espurio’ y ‘peligro para México’.
Y es que, cuando hay chamba, eso se puede olvidar, según los políticos.
Lo interesante va a ser cómo los partidos políticos van a resolver estos desmanes que han hecho a nivel estatal, contrarrestándolos con los planes a nivel nacional: desde las elecciones del 2010, las coaliciones fueron diversas en los estados y gente como la Maestra Elba Esther Gordillo, apoyaba en un estado a unos y en un estado a otros.
¿Cuál va a ser el argumento que contrarreste la falta de congruencia?
¿Cómo se pretende en los partidos políticos sumar simpatizantes, si al momento de ‘ponerse la camiseta’, ya la cambian de color?
¿Con qué cara quienes nos dijeron en campañas estatales que la unión hace la fuerza, en la contienda presidencial nos dirán que los contrarios son lo peor y que el enemigo atrasará al país?
Y para ejemplo, a botepronto podemos ver lo que sucede en la búsqueda del poder en el Estado de México, donde la misma izquierda se divide entre los que quieren alianza y los que la repudian.
Además, un punto clave: no es lo mismo ‘coalición’, que ‘fusión’ o que ‘evolución’, pues la primera significa unión de diversas fuerzas, la segunda ya implica una mezcla total de los elementos para dar paso a algo nuevo, y la tercera es un cambio total a partir de un original.
EL PILÓN
Irónicamente: bien por el país en el que es posible venderle un arma a un enfermo mental sin restricción alguna y con antecedentes penales. Bien por el país en el que sus ciudadanos, ‘comunes y corrientes’, matan por ideas, por placer, por locura. Aquí, por lo menos matan ‘los malos’, los narcos, los que son un fenómeno social arrastrado por la avaricia, la necesidad, el poder.
¿Pero allá?
A todos los mexicanos más agringados que nacionalistas: acepten que viven en una sociedad decadente desde la raíz, con pocos valores y sin arraigo alguno al pasado, a la familia, a sus iguales.