Estaba Calderón hablando en el Zócalo capitalino, y de pronto se aparece Jesucristo bajando lentamente del cielo.
Se pone a un lado de Felipe Calderón y le susurra algo al oído.
Entonces, Calderón dirigiéndose a la multitud, dice:
-Queridos mexicanos por haber salvado al mundo de la influenza,
Jesucristo, mandado por su padre que es Dios, ha escogido a México para decirnos algo.
Jesucristo toma el micrófono y dice:
– Habitantes de este maravilloso país: ¿No es cierto que así como yo multipliqué el pan y los peces para dar de comer a todos, este hombre les prometió multiplicar el trabajo para que a nadie le faltara el pan?
El pueblo responde: Sí
– ¿No es cierto, que al igual que yo anduve entre los fariseos, él se hace acompañar por su gabinete -ladrones, estafadores y pendencieros-, cual vil pandilla?
El pueblo nuevamente responde: Sí
– ¿No ha vendido la riqueza petrolera, como yo fui vendido por Judas?
El pueblo frenético responde: Síííííííííííííí
– ¿Es verdad, que a él se le conoce como el presidente del empleo y las manos limpias, como a mí se me conoció como El Mesías?
El pueblo responde (ya enloquecido y emocionado):
– SÍIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!
– Entonces, ¿qué esperan para crucificar a este hijo de la CHINGADA???