22-11-2024 11:09:00 PM

Mi esposa ¿bisexual? I

Mario se movió de donde estaba parado espiando, sintió temor de que habiendo pasado la pasión entre los amantes alguno volteara hacia el espejo y notara su silueta reflejada en el, notó su pene hinchado como pocas veces, estaba excitado, muy excitado, pensó “¿Como puede ser esto?, ¿Cómo ver coger a mi esposa con otro me puede poner así?, no puede ser que no esté celoso, incluso sería capaz de entrar y lamer su sexo lleno del semen de René para hacerla gritar como loca de placer, no lo entiendo, no me entiendo”. Dentro de la habitación se escuchaba el sonido de besos cortos, de los que se dan después de un sexo placentero, si bien no por amor, al menos de “agradecimiento” por el placer recibido.

Escuchó la voz de su esposa preguntar “¿Te gusté René?”.. “Qué pregunta chiquita, eres lo mejor que un hombre pueda tener, eres bellísima, tienes un cuerpo excelente y sabes coger de una manera increíble, aprietas, aflojas, te mueves, tú carita sonrojada, tú mirada, lo dulce de tú voz, todo te hace ser una verdadera mujer, una mujer linda, muy linda”, ella preguntó “¿Hubieras aceptado hacer un trío con Mario?”.. “¡Claro chiquita!, hubieras gozado como loca, y nosotros hubiésemos quedado realmente satisfechos de tú placer y de haberte tenido”. Mario quedó pensativo por lo escuchado, a su mente llegó la imagen de su mujer, René tenía razón, cuando su mujer disfrutaba del sexo su cara se sonrojaba y el timbre de su voz al gemir y hablar hacía que él disfrutara inmensamente esos momentos de pasión y placer.

En su mente pasaban las escenas de las muchas veces que había tenido sexo con su mujer cuando ella presa del placer trataba de abrir sus ojos que se negaban a hacerlo y solo se subían sobre sus orbitas descontrolados, su cabeza hacia atrás apoyada sobre la cama, a los lados de su cuello se resaltaban sus venas, su boca abierta y sus cabellos sobre su cara que se pegaban a ella por el sudor, Carmen sudaba, sudaba de placer, sudaba por la agitación que le producía la tensión previa al orgasmo. Y su grito al sentir ese primer golpe placentero que la relajaba para continuarse en gritos mas suaves y gemidos mientras su cuerpo se contraía al ritmo de su prolongado orgasmo, que forma tan excitante de venirse tenía su mujer, como disfrutaba él de los orgasmos de ella, y ahora los había disfrutado otro, si, tenía razón René, era una mujer linda, muy linda dentro y fuera del sexo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar hablar nuevamente a su mujer que le dijo a René. “No te salgas, primero pásame mi panty, no quiero llenar la sábana de tanto semen que tengo dentro”.. René rió, y Mario comenzó a bajar despacio por la escalera escuchó nuevamente a Carmen decirle a René “Aséate en el baño de la recámara de al lado” eso lo hizo acelerar su paso para bajar la escalera y quedar escondido tras un muro de la sala desde donde vió encenderse la luz de la otra habitación que indicaba que René había entrado en ella, Mario tomó sus zapatos y salió en silencio de la casa. Se puso sus zapatos en la calle y se dirigió pensativo a su auto, encendió un cigarrillo y lo fumó, miró su reloj, eran mas de las doce de la noche, encendió el motor y llegó a su casa, abrió la puerta automática de la cochera y metió en ella su automóvil, entró a la casa y encontró a René solo sentado en el sofá de la sala, el nerviosismo por su presencia era evidente pero el fingió no notarlo.

-¿Donde está Carmen?….. ?Preguntó con tono indiferente

-Subió al baño, ¿Cómo te fue, lo solucionaste?

Mario se sentó en el sillón frente a René y le dijo

-Si, ya quedó, fué una bronca, pero por fin quedó, ya el lunes que los electricistas repongan la instalación, es muy vieja y nos da muchos problemas.

Sirvió unas copas y los dos bebieron de ellas, Carmen bajó descalza, bajo la blusa negra transparente no había sostén, se transparentaban sus pechos con sus pezones endurecidos, su cabello se notaba húmedo por el sudor, se sentó en el sofá junto a René, Mario no dijo nada, ella le preguntó si había solucionado el problema y él le respondió lo mismo dicho a René, Carmen le dijo.

-Hazme un favor amor, parece que se atoró el broche de mis sandalias, ¿subirías a arreglarlas?

-Después amor

-Por favor amor? Sube

Al decir “sube” Carmen le hizo una seña con los ojos, separó un poco sus piernas para que su esposo notara que no usaba panty y después las cruzó acomodándose coquetamente el cabello y que su esposo notara la humedad que en el había, Mario se quedó observando a su mujer, su cara, su cuello, sus pechos bajó la blusa con los pezones erectos, la blanca piel de su vientre, la falda corría desde su cadera hasta la mitad de sus muslos y al tener la pierna cruzada se veía muy sensual, su bien formada pantorrilla que terminaba en un pie hermoso que a él enloquecía, pocos zapatos cerrados usaba Carmen, casi todos eran abiertos para lucir sus empeines y los dedos de sus pies, ella sabía que a su esposo le encantaban sus pies y los lucía siempre para él. Mario subió la vista a la cara de su mujer y notó en ella su ya conocido gesto de súplica, quería que subiera a la habitación y él decidió complacerla, se puso de pie y se dirigió a la escalera, Carmen le dijo como tratando de indicarle algo especial.

-Una sandalia está cerca de la cama y la otra se quedó junto al WC.

Mario subió a oscuras, se acercó al medio muro del hall desde donde se veían la sala y el comedor de la planta baja, René le decía algo a su mujer, posiblemente le reclamaba el bajar sin sostén y descalza, ella juntó sus manos como señal de súplica y René subió sus hombros aceptando lo que ella le decía para después juntar sus bocas en un beso profundo, la mano de René bajo para acariciar los muslos de Carmen, ella subió la vista y observó a su esposo apoyado sobre la madera que remataba el medio muro del hall, no hizo nada por separarse de René, al contrario prolongó el beso entre ellos y levantó la pierna que tenía cruzada para permitir a René entrar con su mano entre sus muslos.

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