¿Qué pasó?
¿Quién me ha robado diez puntos?
O ¿quién me ha robado el mes de febrero?, se preguntarán los priistas en alusión a la famosa trova que ha interpretado desde Joaquín Sabina hasta Ana Belén.
Y es que hasta la primera quincena de febrero el Revolucionario Institucional aventaja más de 20 puntos a su más cercano perseguidor, Acción Nacional.
La encuesta del Buró de Estrategias y Análisis del Poder reveló: ?Al quince de febrero de 2010, un 38.9 por ciento de electores se inclinaría a votar por el PRI, mientras que el 18.9 por ciento lo haría por el PAN. Veinte puntos exactos de ventaja para el tricolor.
Por el PRD solamente votaría un 3.5 por ciento.
?Y para los demás partidos ?pequeños? las cosas son peores aún: Por el Partido Verde Ecologista votaría un 1.8 por ciento, Nueva Alianza fue mencionado por 1.3 por ciento de personas y el PT recibiría 1 por ciento de los votos. Cualquiera de ellos perdería el registro si fueran solos a las elecciones. Vaya, Convergencia no fue mencionado por ninguna persona.
?Es interesante también observar que al momento actual, un 17.2 por ciento de ciudadanos no sabe aún por cuál partido votar. Un importante 13.4 por ciento no votaría por ninguno (o anularía su voto) y un 1.8 por ciento afirma que depende del candidato.
?Desde el 2007, el PRI se ha mantenido por arriba del PAN?.
Hasta aquí la cita del politólogo Rodolfo Rivera Pacheco.
La noche del martes, la empresa favorita de los propios priistas, Consulta Mitofsky presentó a los aspirantes a la alcaldía sus números, donde se reveló que el PRI aventaja 10 puntos al PAN.
¿Si hoy fuera las elecciones por qué partido votaría?, preguntó la firma de Roy Campos:
Por el PRI, 34 por ciento; 24 por ciento por Acción Nacional; y 3 por ciento por el Partido de la Revolución Democrática.
Esto significa que el tricolor perdió en menos de 15 días, el 10 por ciento de las preferencias electorales.
¿Qué pasó?
Sin duda que existen diversos factores que han influido en el ánimo del electorado. La aparición de la llamada alianza opositora, integrada por PAN, PRD, Convergencia y Panal, permitió que en el imaginario colectivo desaparecieran las siglas partidistas que tanto daño le hacen a la política para aparecer un bloque multicolor para enfrentar al grupo en el poder.
En la alianza van todos, pero ningún partido predomina y, por ende, el costo de su imagen se disemina. No se ve en la coalición a Calderón, al gobierno panista, al perredista radical ni a López Obrador. Ellos no estarán en las boletas, lo que ha representado una ventaja electoral comparativa para los opositores al marinismo-zavalista.
PUGNAS PRIISTAS
Del otro lado, figuran los priistas, quienes después de sacar adelante -desde las ópticas política y jurídica- la candidatura de López Zavala a la gubernatura, se enfrascaron en pugnas internas por la presidencia municipal de Puebla.
La reiterada negativa de reconocimiento a la opción de Mario Montero y los constantes mensajes mediáticos de que había un enfrentamiento entre ambos minó su confianza. Los poblanos ya no quieren autoridades peleadas como ha ocurrido desde el sexenio de Manuel Bartlett Díaz.
Los opositores sumaron con la alianza, los priistas restaron con sus pleitos internos.
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