El escándalo de Financiera Coofia alcanzó ya los límites de lo inexplicable, aunque haya funcionarios que nieguen la versión una y otra vez.
Al escritorio del gobernador Mario Marín llegó –hace tres años- el reporte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
El mismo dossier terminó en la oficina del secretario de Finanzas y Administración, Gerardo Pérez Salazar.
Era un documento que consignaba el alto riesgo que representaba para las autoridades poblanas suscribir acuerdos con Financiera Coofia.
Y es que se habían detectado, desde ese entonces, autopréstamos, créditos relacionados y manejos poco claro, además de que la empresa operaba de manera irregular.
El asesor financiero, Jorge Huidobro, insistió en el tema una y otra vez. Recomendó que se evitara cualquier relación con Coofia.
Nunca le hicieron caso, pues el subsecretario de Ingresos, Juan Alberto Armendáriz, señaló que se trataba de una mentira y que Financiera Coofia, al disponer de fondos federales, salvaguardaba los ahorros de los clientes.
Es más, gestionó, sería importante que la empresa manejara algunas cuentas del gobierno. Así, Finanzas y Administración firmó un convenio con la financiera en el que se establecía que funcionaría como caja recaudatoria en todas las oficinas estatales.
De hecho, pagos de tenencia, licencia de conducir y cambio de placas se efectuaban en Coofia.
Los impuestos estatales también eran depositados ahí. En las órdenes de pago emitidas por la Secretaría de Finanzas y Administración (SFA) se enlistaban los bancos y Coofia para hacer las erogaciones. A finales del 2008, se ordenó la suspensión de cualquier relación con la firma, representada por Valente Medina.
El periodista Valentín Varillas documentó en La Tempestad (25 agosto 2009):
“Hasta hace muy poco, instituciones educativas de prestigio lo invitaban frecuentemente a seminarios de liderazgo, en donde su caso era considerado no sólo como exitoso, sino ejemplo del empresario modelo para los jóvenes.
“Todos se la compraron.
“Hace cerca de tres años, la Universidad Autónoma de Puebla firmó un convenio con la empresa de este personaje para otorgarles créditos con tasas preferenciales y plazos cómodos a los trabajadores universitarios vía descuentos en nómina.
“Financiera Coofía es ejemplo de solidez”- se aseguraba. De ahí que poner en sus manos el financiamiento de los sueños de una mejor vida para los integrantes de la comunidad universitaria era “algo seguro”.
“Lo mismo sucedió con trabajadores del gobierno del estado, que podían gozar de créditos de los 5 hasta los 50 mil pesos con las mismas tasas cómodas y con descuentos vía nómina, gracias a un convenio firmado con la Secretaría de Finanzas y Administración. ”En febrero de 2008, el Instituto Poblano de la Mujer a través de su dirección de comunicación social, anunciaba con bombo y platillo la firma de un convenio similar que pretendía “optimizar las condiciones del personal que labora en el Instituto Poblano y mejorar sus prestaciones económicas mediante créditos que redundarán en su bienestar, tanto personal como familiar”.
Ahora, la pregunta es una: ¿por qué no se actuó desde hace tres años?
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