De cavernícola ha sido la respuesta de la dirigencia panista y su candidato por Cholula, Omar Coyopol a las irregularidades cometidas con la expedición de cheques sin fondos de cuentas bancarias canceladas.
Primero fue la negación: “No es mi firma, no es mi cuenta, no son mis cheques, no existo, no soy yo”.
Después le echaron la culpa al adversario: “Es una campaña financiada por el PRI para desacreditar al PAN en Cholula, cuyo candidato va diez puntos arriba”.
Luego, entraron en la desesperación de la demanda: “Nos vemos en los tribunales”.
Para rematar con el clásico método de silenciar al mensajero con amenazas: “Si no le paran me la vas a pagar, tenemos el número de placas de tu camioneta y sabemos dónde vives”, amagaron a la reportera de Status Diario, Liliana Flores.
El problema para el PAN y su candidato Coyopol es que apenas se asomó la punta del ice berg de la corrupción en la que se condujo como presidente municipal de San Andrés Cholula.
Y es que las contradicciones del panista cholulteca resultan más que evidentes y su demanda por “difamación” cae por su propio peso, porque nunca se ha partido de dichos, sino de documentos oficiales de HSBC, donde queda evidenciado el dolo en que incurrió Coyopol.
Extraña la postura de la dirigencia del PAN porque se supone que en el pasado han censurado que otros partidos, como el PRI, postulen personajes con antecedentes y que sólo se aprovechen del fuero del poder para garantizar impunidad.
¿Por qué no ha dicho la verdad Coyopol a sus dirigentes de partido?.
¿Por qué empinó al jurídico panista con acudir a la sucursal de HSBC a pedir informes por una cuenta que ya había cancelado y que con el cheques en su poder cometió fraude con otro cómplice?.
¿Cuál será el costo que pagará el partido en esta contienda que le resultaba favorable por los engaños de un candidato?.
¿Aguantará la contaminación a otros aspirantes?.
Las últimas encuestas indican que la tendencia favorable hacia el blanquiazul se ha revertido en los últimos días y que el factor Coyopol se convirtió en un pasivo para la campaña.
Si el propio partido admite el impacto negativa que ha tenido en la contienda el escándalo del candidato Anguiano en San Martín Texmelucan, ahora es más evidente que dañará más la posibilidad de ganar por amplio margen porque el tema de la corrupción mina el ánimo social.
¿Qué pasó en Ciudad Serdán con el candidato panista que estuvo en la cárcel, acusado de malos manejos en su paso por la SCT federal?. Fernando Morales ya capitalizó la crisis azul.
Tampoco ha resultado la estrategia de descalificación la relación familiar de Julieta Marín con su hermano el gobernador, pues la candidata por Ajalpan está tres a uno.
¿Cómo ha visto el PRI el asunto Coyopol que ahora promueven su permanencia en la candidatura?.
“Es nuestro principal activo”, dicen los cínicos.
Pero bueno, es la guerra por el poder.
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