18-04-2024 10:39:26 AM

Karina V

Antes de irme a mi cuarto tome una toalla pequeña y le limpie la leche que le quedaba en su sexo, en sus piernas y en las sabanas para que no se diera cuenta de nada al despertarse. Al día siguiente, estuve muy tenso esperando a encontrármela para ver su reacción y para mi alivio, me recibió como siempre, como si nada hubiera pasado.

Mi esposa se ha vuelto bastante calentona y se excita con solo hablar de sexo y a veces me cuenta cosas intimas de su hermana y de sus amigas para excitarnos y esa noche después de hacerle el amor, me contó que su hermana le había contado que la noche anterior -¡mi noche!- había tenido un sueño súper rico y muy erótico y que lo había sentido tan real, que incluso creía que había tenido un orgasmo dormida, porque estaba muy mojada cuando se levantó por la mañana. Me contó con detalles el sueño y me sorprendí de cuanto recordaba de lo que yo le había hecho. Yo escuchaba sorprendido y satisfecho de que ella hubiera disfrutado tanto conmigo, aunque no pudiera yo decirlo claramente.

Han pasado varias semanas, nuestras vidas han seguido su ritmo de siempre, solo una cosa cambió en esta pequeña casa: los rechines de la cama de mi cuñada en las tardes, se hicieron cada vez más esporádicos, hasta que un día cesaron por completo y su marido nunca regresó de su trabajo.

 

No me he atrevido a repetir la experiencia de aquella noche, me siento avergonzado y confundido, me excita el recuerdo de aquella noche, pero me siento culpable. Vivo en una total confusión, no se si debo enfrentarla y expresarle lo que siento o seguir así. Tal vez, sería mejor simplemente irme a vivir con mi esposa a otro lugar y olvidarme de todo.

Al principio no lo noté, pero ahora siento que hay algo diferente en ella. No sé, si es la forma en que me trata, en cómo me mira e incluso en cómo actúa. Ahora, es mas liberal, se cuida menos de mí y, en varias ocasiones, su hermana la ha regañado a escondidas para que cuide más la cinta de su deshabillé, que muchas veces al abrirse al descuido, me deja ver su hermoso cuerpo. Tengo la impresión de que ella sabe o sospecha algo.

Estaba considerando muy seriamente tomar alguna medida drástica cuando una noche, después de que mi mujer se quedara dormida, como siempre, comenzamos a conversar sobre una fiesta a la que habíamos sido invitados. Inesperadamente, levantó la rodilla de su pierna izquierda hasta su pecho y pasando sus dos manos de arriba abajo me dijo:

– !Huy, como tengo estas piernas! ¡Ni tiempo he tenido de afeitármelas!

Al levantar su pierna, su muslo quedo completamente al descubierto y mis ojos no pudieron evitar la tentación de mirar hacia allí. Ella, se percató de mi mirada pero continuó actuando como si nada hubiera ocurrido.

-Mira, toca aquí, ven – y antes de que yo pudiera reaccionar tomo mi mano y la paso por su muslo.

Mi reacción fue instantánea: el contacto de mi mano con su piel fue electrizante, el roce de mis dedos con su piel suave y cálida provocó en mí una descarga eléctrica que recorrió toda mi espina dorsal e involuntariamente, retiré bruscamente mi mano de su muslo.

-¿Qué paso? ¿Tengo muchos vellos en la pierna? – dijo con un tono ingenuo, que distaba mucho de lo que su mirada me decía.

No pude responder, solo atiné a mirarla seriamente mientras que ella seguía hablando de algo ininteligible que apenas llegaba a mis oídos -¿Será este el momento de hablar? –me dije- pero en el último instante decidí callar. Pasaron algunos minutos cuando de pronto se levantó de su asiento y se dirigió a su cuarto mientras me decía:

–Se me había olvidado una película que una amiga me prestó, dice que esta buenísima, es un drama o algo así.

No puse reparo alguno, a fin de cuentas, el programa que estábamos viendo era una repetición de una temporada anterior que ya habíamos visto. Regresó enseguida con un disco DVD quemado en casa, lo puso en la consola y regresó a su asiento, tomando su posición favorita de tener una pierna doblada debajo suyo, mientras que la otra, descansaba sobre el piso, la rodilla de la pierna doblada dirigida hacia mí y sus manos descansando sobre su pelvis.

La película era un drama sobre las complejas relaciones de odio-amor de una pareja. Era lenta, tenía muchos diálogos y empecé a perder interés en ella. Sin embargo, sus escenas de violencia casera y de amor eran extremadamente realistas. En más de una ocasión me excité con las escenas de sexo que podían calificarse de ser casi pornográficas. Sólo faltaba ver los genitales de los actores para que lo fueran y muchas de las imágenes eran largas y explícitas.

Observaba detenidamente a Karla, era evidente que las largas noches de soledad estaban teniendo efecto en ella, veía como su excitación iba en aumento a cada instante.

Durante una de estas escenas noto con asombro como, al igual que la vez anterior, comienza a mover, primero muy imperceptiblemente, los dedos de sus manos para acariciarse el muslo de su pierna doblada. Ella estaba totalmente concentrada en lo que pasaba en la pantalla, se había olvidado de mí y del mundo que la rodeaba, tal vez suponía que me había quedado dormido o que la oscuridad de la sala la protegía de mis miradas indiscretas, su mano izquierda se movía suavemente sobre su muslo, minutos después cambiaba de dirección y se acariciaba el interior de su muslo en dirección a su pelvis. Así estuvo un rato.

Mi erección era completa, no sabía qué hacer, pero decidí disfrutar de lo que ella hacía, de pronto note como metía su mano por debajo de su deshabillé azul y la dejó allí. Imaginé que movía sus dedos lentamente, apartando sus labios húmedos, buscando su clítoris erguido para acariciarlo suavemente en busca de los placeres que su sexo reclamaba.

 

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