En la última década, la investigación universitaria que se ha desarrollado en América Latina se ha visto trastocada por diversos factores, obligando que las estrategias y políticas de ciencia y tecnología estén condicionadas a las transformaciones globales, donde la economía y el sector productivo se han convertido en dos agentes que determinan las prioridades a las que deben sujetarse las instituciones de educación superior.