21-11-2024 11:19:27 AM

Karina III

 

Más de una vez, sentí la piel suave de sus piernas rozando las mías lo que me provocaba corrientazas en la espalda. Yo trataba de evitarla, moviendo mis piernas hacia otra parte y al hacer esto, varias veces tuve la impresión de ver una sonrisa imperceptible en sus labios.

 

-¿Seria posible? -me preguntaba mentalmente- No, no podía ser posible -me respondía inmediatamente. No podía creer que Karina estuviera coqueteando conmigo.

 

Se había hecho casi una tradición el que, a pesar de llegar sumamente cansados de nuestros trabajos, nos sentábamos después de la comida para ver un poco de TV. Algunas veces, compraba algunas cervezas o ron para olvidarnos un poco de lo duro de nuestras vidas y caer en nuestras camas rendidos un poco antes de la medianoche. Otras, la mayoría, solo compartíamos las vivencias del día.

 

Después del baño, yo siempre usaba un short deportivo muy ancho y sin protector que me hacia sentir muy cómodo. A Karla, le gustaba usar un pijama rojo que una amiga le había regalado, mientras que Karina usaba regularmentepantorrilla, la cual hacía resaltar sus nalga duras y r

Yo había hecho de la curvatura del sofá, mi puesto favorito. Karla, se acostaba en la parte corta de la L del sofá y 15 minutos después ya estaba roncando como un bebé, mientras que Karina se recogía en la otra esquina del sofá directamente de frente al TV quedando a mi derecha. Generalmente se dormía mas tarde que su hermana.

Con la intención de ahorrar en electricidad, apagábamos todas las luces de la casa, excepto una pequeña lámpara que estaba al otro extremo de la sala, quedando ésta en una penumbra muy agradable y discreta.

 

Yo no perdía ninguna oportunidad de poder admirar a mi cuñadita cada vez que podía, trataba de controlarme sabiendo que aquello me podría acarrear problemas pero era algo más fuerte que yo, cada día la encontraba mas atractiva. Cada día me sentía mas atraído hacia ella.

 

En varias ocasiones, tuve la impresión de que ella me miraba a hurtadillas pero cada vez que buscaba su miraba, ella disimulaba moviéndose como si se acomodara en su puesto.

 

Una noche nos sorprendió a Karla y a mí, cuando salió a comer usando su corto deshabillé azul.

 

-¡Hey! ¿Y ese cambio? –preguntó Karla

 

-Nada, decidí seguir tu consejo y vestirme como tú –dijo mirándome directamente a la cara

 

-Me cansé de sentirme incomoda con esa lycra, así al menos no tengo que cambiarme de ropa antes de acostarme.

 

Me sentí inquieto ante aquella mirada, no se por qué tomé aquello como un mensaje dirigido directamente a mí, no sabía como entenderlo. ¿Se habría molestado conmigo al darse cuenta de que miraba lascivamente sus nalgas al pasar con su lycra por mi lado? – me pregunte asustado – ¿o será lo contrario, que quiere mostrarme mas? – la respuesta a esta ultima pregunta me dejó confundido y excitado.

 

Yo, había comprado algunas cervezas que tomamos durante la comida y después nos sentamos en nuestros puestos de siempre. Karla se tomó un par de cervezas y se durmió casi enseguida, mientras que Karina y yo, con una cerveza cada uno, seguimos viendo una película de acción en inglés.

 

Estaba sentada de frente al TV con una pierna doblada debajo de sí y con la rodilla dirigida hacia mí y la otra pierna apoyada en el piso. Una de sus manos, sostenía la lata de cerveza mientras que la otra descansaba sobre su pelvis impidiendo que el deshabillé se abriera y mostrara sus pantys, pero sus muslos quedaban casi totalmente al descubierto. Yo estaba extasiado mirándola, cuando de pronto me miró diciendo

 

-¿Qué? –con cierto tono de reto

 

-¡Nada!! – respondí muy nervioso, cambiando la mirada a la vez que tomaba algo precipitado un largo sorbo de la lata de cerveza que tenía en mis manos.

 

Aquella actitud suya me confundió mucho y no quería dar rienda suelta a mi imaginación porque sabía que cometería una locura de la que tal vez debería de arrepentirme algún día.

 

Un rato mas tarde me levante y traje dos cervezas más, le ofrecí una a ella y seguí para mi puesto. Como todas las películas de acción norteamericanas, aquella tenia de todo: golpes, tiroteos, persecuciones de carros y sexo; la carga de realismo de las escenas eran bastante fuerte, y fue en una de esas escena de sexo, que vi los dedos de la mano que quedaba sobre la pierna doblada, moverse imperceptiblemente, primero acariciando su pantorrilla y después su muslo. Mi reacción fue instantánea, mi pene se irguió como un mástil pero por suerte para mí éste quedo oculto por la cabeza de mi esposa que estaba apoyada sobre mi pierna izquierda.

 

Ella actuaba como si yo no estuviera allí, tal vez pensaba que la oscuridad cubría sus movimientos, o quizás simplemente no le importaba, el caso fue que sus caricias se hicieron un poco mas profundas al darme cuenta que su mano buscaba su sexo por entre los pliegues de su ropa, mi respiración se hizo pesada y mi mano acaricio mi pene mientras seguía, hipnotizado, todos sus movimientos. El ritmo de sus dedos era suave pero inconfundible y cuando cerró sus ojos y entreabrió sus labios, ya no tuve duda de lo que hacía.

 

Por suerte para ambos, aquella escena terminó a tiempo. Poco después, terminó la película y ella, me entregó el control del TV para que buscara lo que quisiera. Decidí buscar algo instructivo como el Discovery Channel o Disney para alejar de mi cabeza los pensamientos lujuriosos que tenia. Al fin, encontré lo que buscaba y al poco rato escuche los ronquidos pausados de Karina que se había quedado dormida mirando el programa.

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